La Vanguardia

Barcelona tendrá que esperar

- Susana Quadrado

Ayer Pedro Sánchez dejó claras dos cosas. Una: que el Gobierno solo ejercerá el control de la desescalad­a hasta el día 21 de junio, ERC mediante. Es decir, a partir del lunes 22 la gestión pasa a los gobiernos autonómico­s, que ya no tendrán que pedir permiso a Madrid para decidir nada. Y dos, que el 1 de julio, cuando España se abra al turismo extranjero, la movilidad de los habitantes en este país será total: aun con el virus vivito y coleando, qué sentido tendría lo contrario.

El plan A de la Moncloa (recordemos que no había plan B) parece así cumplirse según lo previsto y con el viento de las cifras a favor: ayer, los nuevos contagios bajaron a 96 y, en 24 horas, solo hubo 2 muertos. A partir de ahora, resultará clave el control de los brotes, que los habrá, y reforzar la red de asistencia primaria. En el caso de Catalunya, por ejemplo, hay retraso: todavía faltan tests PCR en los ambulatori­os y los equipos de rastreador­es no están a punto, algo indispensa­ble para salir del control del estado de alarma con garantías.

Para llegar a este punto, el Ministerio de Sanidad ha tenido que pisar el acelerador improvisan­do alivios en las fases o incluso aceptando acortarlas para que no duren 14 días (tiempo máximo de incubación del virus). El control de la movilidad entre provincias ha sido siempre la razón básica del estado de alarma. Tanto es así que Sánchez ayer dio a entender –no sin arrojar cierta confusión– que, a partir de la fase 3, habrá barra libre y que la gente podrá ir de una provincia a otra sin las restriccio­nes que inicialmen­te Sanidad y el BOE tienen fijadas hasta rebasar esa fase 3.

Hoy ya están en fase 2 unos 32 millones de españoles. Si nada se tuerce, antes del 22 de junio habrán entrado y en algún caso incluso superado la fase 3 buena parte de los habitantes del territorio peninsular e insular. Pero no será así para los que viven en Barcelona y su área, Madrid o Castilla y León. Este grupo de rezagados tendrá que esperar.

¿Hasta cuándo? Vayamos al caso de Barcelona y su área, ahora en fase 1. El calendario sería el siguiente: el día 8 la gran urbe pasaría a fase 2. Hasta el 22 de junio. Dos semanas. Fuentes próximas al Departamen­t de Salut daban anoche casi por descartado que Quim Torra pida acortar esa fase 2, aun cuando no parece tan claro en el caso de Isabel Ayuso, que tiene más prisa. No obstante, sí preveían como algo posible que haya “más alivios” o, lo más importante, que Salut reconsider­e la decisión de solicitar al ministerio una fase intermedia antes del día 22. Algo así como una fase 2,5 en la cual quedaría permitida la movilidad entre Barcelona y su área (desde hoy región sanitaria única) con el Garraf y el Penedès. Todo depende de la evolución de los nuevos contagios, insisten.

¿Y cuánto duraría la fase 3 en la rezagada gran urbe barcelones­a? La máxima de la Generalita­t es la prudencia, sí. Pero según cómo avancen las cifras y la disponibil­idad de la primaria, se plantearía­n cerrar la fase 3 un poco antes del 29: el 24 de junio, San Juan, aunque por ahora es solo un deseo.

Nada indica que la urbe y su área vean recortada la fase 2, aunque la 3 podría cerrarse el 24 de junio

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