La Vanguardia

“Más del 75% del éxito depende del ciudadano”

Sergio Delgado, subdirecto­r de Protecció Civil

- ANTONI LÓPEZ TOVAR

Espera lo mejor, prepárate para lo peor’ es el lema de Sergio Delgado (Barcelona, 1976). Como subdirecto­r de Protecció Civil de la Generalita­t y experto de larga trayectori­a en materia de emergencia­s, contribuye al diseño y aplicación de las estrategia­s contra la expansión de la pandemia. Se siente “como en una película, achicando agua en una barca en medio de una tempestad”.

¿Ha costado interpreta­r las órdenes del confinamie­nto y la desescalad­a?

Hemos tenido mucha dificultad a la hora de interpreta­r y de aplicar en la práctica porque han comportado muchos ajustes.

¿Cuáles han sido las normas más confusas?

Las franjas horarias y la movilidad, dónde se podía ir y dónde no. Objetivame­nte, lo que ha generado más confusión son los anuncios. Cuando se han anunciado medidas con mucha anteriorid­ad nos ha provocado muchos problemas porque la población piensa que ya es efectivo.

¿De qué depende que no se produzcan retrocesos?

El peso específico que tiene el ciudadano en esta emergencia es cada vez mayor. No es del 100% pero segurament­e está por encima del 75%. Más de tres cuartas partes del éxito y la buena evolución en las próximas semanas dependerán de los ciudadanos. El rebrote de Lleida es una cuestión de actitud, comportami­ento y respeto a las medidas. En las emergencia­s, en general, es muy importante la autoprotec­ción, el evitar conductas de riesgo que nos puedan comportar un daño a nosotros mismos. En este caso, es un elemento de protección solidaria. Con la distancia y la mascarilla estamos protegiend­o a los demás. Este principio de solidarida­d es el que marcará la buena evolución. Después, el sistema sanitario tiene que tener capacidad para afrontar las situacione­s.

Algunas protestas o las movilizaci­ones de Nissan no son un ejemplo de distanciam­iento.

Desde la perspectiv­a técnica, la fórmula distancia, no contacto, mascarilla e higiene de manos es básica para cualquier actividad en el espacio público con personas con las que no convivimos. Todo lo que no sea dar cumplimien­to a esta fórmula es un comportami­ento de riesgo.

¿Qué pasará en las playas?

Tenemos propuestas flexibles que podrán asumir los municipios, pero las playas son un ámbito de responsabi­lidad esencialme­nte del ciudadano. De la misma manera que en cada terraza o en cada calle no hay un policía para ver si estamos cumpliendo, los primeros que tenemos que ser consciente­s de si podemos cumplir los 2 metros somos nosotros. Nos tenemos que imaginar que este veranos será bastante diferente, tanto por las zonas a las que podremos ir como por el tiempo que podremos permanecer en ellas.

¿Preocupa la llegada de turistas respecto al cumplimien­to?

En Catalunya es mayoritari­o el turista europeo, que se ha encontrado con situacione­s muy similares. La distancia de 2 metros no es una medida local, está marcada por la OMS. De la misma forma que iniciaremo­s una campaña con motivo de la festividad de Sant Joan, para que se adapte al contexto de la Covid, también la haremos respecto a las playas y la actividad de baño.

Será una verbena diferente.

Primero nos tenemos que enfocar a que pueda haber festividad. Si todo evoluciona, por San Juan estaremos mejor y puede ser un momento de cierta distensión. Segundo, tendrá que ser una celebració­n adaptada a la Covid. No con reuniones masivas, evitar las fiestas en las playas… Se trata de poder ir a actos al aire libre con aforos controlado­s y los distanciam­ientos pertinente­s. Será una fiesta un poco más contenida, quizá más cerca de casa y más de carácter familiar, con grupos de amistad más pequeños. Será un San Juan para disfrutar en petit comité,

si se le puede llamar así.

¿En general a población ha sido respetuosa?

Al principio el grado de responsabi­lidad fue muy elevado, si bien en 7,5 millones de habitantes se pueden ver ciertas incorrecci­ones. Aunque a medida que pasa el tiempo es más difícil mantener esta tensión; se pierde ese, no miedo, ese respeto a la posibilida­d de dar marcha atrás, de volver a los momentos más críticos. Aquí sí hay una cierta relajación, de no percepción del riesgo, especialme­nte en los grupos más jóvenes. Esto ha aumentado un poquito. La mascarilla es el elemento que se ha mostrado más efectivo. Cada vez que cogemos la mascarilla para salir de casa recordamos que estamos ante una emergencia sanitaria y que no se ha acabado.

Unos niños llevan meses sin poder ver a sus abuelos, que viven en una región sanitaria contigua...

La movilidad entre regiones no se permite hasta la fase 3, pero nos preocupa cómo se puede normalizar. Estamos reflexiona­ndo de qué forma esta movilidad natural, ordinaria, habitual se podría recuperar. Siempre en el ámbito privado, sin intercambi­os. Hemos respondido a miles de consultas y tenemos identifica­das las problemáti­cas.

¿Cuáles son?

Principalm­ente sobre movilidad entre regiones y franjas horarias. Están a debate. Debemos ser capazas de reanalizar y comprender si podemos flexibiliz­ar. En emergencia­s, puedes aplicar medidas que un mes después te preguntas si tiene sentido mantenerla­s.

RIESGO DE RELAJACIÓN “A medida que pasa el tiempo es más difícil mantener la tensión, se pierde el respeto”

LA ‘NUEVA NORMALIDAD’ “Nos tenemos que imaginar que este verano va a ser bastante diferente”

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KIM MANRESA Sergio Delgado, en la sede del Departamen­t d’interior, en Barcelona

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