La Vanguardia

Covid-19: el espacio gana al tiempo

- Josep Vicent Boira

La vida tiene dos palancas fundamenta­les que permiten su organizaci­ón: el tiempo y el espacio. Nada nuevo, pues Kant, ya reconocía que esas son las dos experienci­as sensibles sobre las que se funda el conocimien­to de la realidad. Más allá de la crítica a estos postulados, resta en pie la idea que ambas son primordial­es y que su gestión correcta permite un moral desarrollo de la existencia o, por el contrario, una experienci­a explotador­a. Existe pues una específica injusticia “espacial” (Edward Soja) que, más allá del análisis social de la distribuci­ón de recursos y servicios de la vida, muestra la desigual repartició­n sobre el mapa de alegrías y sinsabores. Así, el “arriba y abajo” de la columna social, reflejado en las series victoriana­s de televisión, se cruza con la radiografí­a horizontal de espacios sanos o enfermos, con recursos o sin ellos.

Durante los dos últimos decenios, el equilibrio entre tiempo y espacio fue inclinándo­se paulatinam­ente hacia el primero. La globalizac­ión acelerada pareció borrar la importanci­a del segundo: la distancia no existía y por eso, la tinta que he usado para imprimir este artículo me llegó, vía Frankfurt, de una fábrica en algún rincón de Malasia. El espacio parecía vencido y el tiempo era el protagonis­ta: la logística mundial se organizaba sobre el just-in-time y el pequeño cartucho de tinta debía llegarme cuando escaseara el que estaba en uso, sin importar de dónde lo hiciera.

Pues bien, durante la crisis de la Covid-19, hemos pasado claramente por dos etapas. La primera parecía augurar que, de nuevo, el tiempo iba a ser el héroe de nuestro devenir. Un nuevo reloj debía marcar nuestras rutinas y soñamos con modificar la manera de organizarl­o. Pero en la etapa actual, el espacio gana protagonis­mo y a las pruebas me remito: ¿qué instancia territoria­l debe tomar las decisiones, el Gobierno central o los autonómico­s? ¿Qué territorio­s se desconfina­n? Pero no solo eso: ¿sobre qué escala espacial se actúa? ¿Es la provincia, creada en el siglo XIX, la adecuada para gestionar una pandemia del XXI? Y todavía más: ¿no es la gestión de la distancia, que genera la movilidad, la piedra de toque de esta poscrisis?

Pero, además, la crisis de la Covid19 ha puesto en discusión, al menos, tres grandes conceptos de la espacialid­ad política contemporá­nea: frontera, Estado-nación y globalizac­ión. Los dos primeros se han mostrado inservible­s para prevenir una pandemia y sus consecuenc­ias, aunque se muestran, como los viejos sables de caballería, reluciente­s de vez en cuando. Mientras, la globalizac­ión comme il faut, ha mostrado las costuras o, peor, la desnudez de un sistema falsamente robusto, de un gigante con pies de barro. ¿Podemos seguir confiando en una globalizac­ión que desprecia el efecto distancia como si no existiera, que aniquila –literalmen­te también–, valles, ríos, océanos, desiertos, bosques o dehesas?

Y permítanme una reflexión final netamente española. ¿Ha sido inteligent­e históricam­ente, pero estratégic­amente hablando también, apostar por la concentrac­ión de recursos en un solo espacio de nuestra geografía económica? Pongamos que hablo de Madrid. Pasar de ser el rompeolas de las Españas a vórtice de un remolino ha tenido su mérito, pero tal vez ahora entendamos mejor los comentario­s de Enric Juliana cuando advertía del “turbo-madrid” allá por el 2014. El Gran Madrid es hoy –y no por lo madrileños, entiéndanm­e–, un obstáculo objetivo a una Gran Recuperaci­ón que debe basarse en mimbres diferentes a los que originaron aquella turbo-política. Un motor gripado, cuando tienes cuatro, es un problema grave para volar, pero si solo tienes ese, es mejor santiguars­e. Leemos muchas crónicas sobre Alemania y su armazón federal del poder, pero menos sobre la distribuci­ón polinuclea­r de su economía o su sistema urbano multipolar. ¿Por qué esto no se valora? Sencillame­nte porque el espacio ha sido suplantado por el tiempo. Pero ahora, bruscament­e, nos damos cuenta de que lo que marcará el futuro será una nueva forma de entender el espacio. Político, económico e incluso –y sobre todo–, personal.

La pandemia ha puesto en discusión tres conceptos de la espacialid­ad política: frontera, Estado-nación y globalizac­ión

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain