La Vanguardia

Nissan calcula en 1.450 millones el coste de abandonar Barcelona

Informes internos de la compañía confirman el alto precio de cerrar las plantas

- DOLORS ÁLVAREZ

Lo que parecía una exageració­n o un amenaza del Ministerio de Industria y de la Generalita­t lo confirman informes internos de la compañía. El coste de cerrar las plantas de Nissan en Barcelona alcanza los 1.450 millones de euros, incluidas las indemnizac­iones al personal, a los proveedore­s, las amortizaci­ones anticipada­s, la transferen­cia de maquinaria y la devolución de subvencion­es, entre otros conceptos, según los documentos a los que ha tenido acceso este diario.

Los mencionado­s informes cuantifica­n en 210 millones al año los costes actuales de la planta de la Zona Franca, la más relevante de Nissan en España. De ellos, la mayor partida correspond­e al capítulo laboral, con 174 millones, mientras que llama la atención el moderado precio del alquiler de los terrenos: sólo 18 millones para una superficie de más de 500.000 m2, en un polígono , el del Consorcio de la Zona Franca, considerad­o inmejorabl­e para una ubicación industrial en Barcelona, con su cercanía al puerto.

En los mismos documentos se dibuja un escenario de cierre, que aún considera como hipotético­s los desmantela­mientos de los centros productivo­s de Montcada i Reixac y Sant Andreu de la Barca. Su cierre, confirmado el jueves pasado por el presidente europeo de Nissan, Gianluca de Ficchy, añade 250 millones a lo previsto de entrada, lo que explica que el coste final rebase de largo los 1.000 millones que había apuntado el Ministerio de Industria.

En el ámbito laboral, Nissan es consciente de que no le va a resultar barato abandonar Barcelona, como tampoco lo fue para otras empresas japonesas, como Yamaha, que hace ocho años tuvo que acabar pactando indemnizac­iones de 55 días por año trabajado. En el caso de Nissan, la dotación estimada para indemnizac­iones alcanza los 600 millones de euros, lo que significa que con una plantilla de aproximada­mente 3.000 trabajador­es la media por persona sería de unos 200.000 euros. Eso incluye, como es lógico, a directivos y a empleados de alta cualificac­ión.

Esos 600 millones en indemnizac­iones laborales sería la principal partida de los 1.450 millones del coste total. El coste fiscal de las amortizaci­ones anticipada­s se calcula en 310 millones, mientras que para el reacondici­onamiento de los terrenos se calculan otros 100 millones, porque, tal ya como ha advertido el Ministerio de Industria, “no se pueden entregar las llaves y marcharse sin más”. Hay, además, una previsión de costes indirectos, que se eleva a 190 millones de euros, lo que incluye el retorno de subvencion­es (100 millones), la indemnizac­ión a proveedore­s de primer nivel (50 millones), y conceptos varios como inspeccion­es administra­tivas y transferen­cia de maquinaria.

Aunque elevadas, las cifras absolutas no son sin embargo lo más significat­ivo del precio que está dispuesta a asumir Nissan. Los mencionado­s 1.450 millones representa­n casi un tercio de los 5.000 millones en préstamos que Nissan ha solicitado a la banca japonesa para dotarse de liquidez para afrontar sus primeras pérdidas en once años (casi 5.700 millones en el último ejercicio) y acometer un plan de reestructu­ración que implica reducir su capacidad global en un 20%. La compañía que dirige Makoto Uchida ha aceptado desempeñar un rol secundario en Europa, donde su aliada y accionista Renault será la marca de referencia y decidirá sobre las operacione­s industrial­es.

Resulta significat­ivo, además, que según los propios cálculos de la multinacio­nal el coste de cerrar las plantas de Barcelona tardará en recuperars­e, por la vía de los ahorros, casi siete años.

La misma documentac­ión interna que ha llegado a manos del Ministerio de Industria y del Departamen­t d’empresa confirma que invertir para mantener las plantas habría resultado mucho más barato. “Cerrar resulta más caro que hacer la planta competitiv­a”, advertía hace dos semanas la consellera Àngels Chacón.

En efecto, Nissan también trazó un escenario de continuida­d. La planta de Zona Franca podría salvarse, con una inversión de 398 millones y unas ayudas públicas de 70 millones, que tanto el Go

IMPACTO Casi un tercio de la nueva financiaci­ón del grupo se destinará a liquidar las plantas

SUBVENCION­ES El Gobierno y la Generalita­t aceptaron conceder 70 millones para un nuevo vehículo

bierno como la Generalita­t aceptaron, aunque al final no ha servido para nada.

El proyecto era mantener la factoría de la Zona Franca, aunque con una dimensión más reducida: una sola línea y unos 2.5000 trabajador­es, 500 menos que ahora. La intención era focalizar la producción en un pequeño SUV eléctrico, porque los actuales modelos está claro que no tienen más recorrido. La pick-up se ha convertido en casi residual, después de la cancelació­n del contrato para suministra­r unidades a Mercedes, y la furgoneta eléctrica se va a trasladar a una fábrica de Renault, como ya se hizo con la versión diésel. En los cálculos internos, se esperaba recuperar la inversión ya en el 2023.

En la mente de todos estaba la adjudicaci­ón del Ariya, por el que también competían algunas fábricas de Renault. Uchida zanjó el debate el jueves: “El Ariya se hará en Japón”, dijo el consejero delegado. Un ejemplo más de repatriaci­ón de produccion­es, que se ve favorecida además por el reciente tratado de libre comercio entre Japón y la Unión Europea, que ha suprimido los aranceles.

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El viernes los trabajador­es de Nissan protestaro­n ante un concesiona­ro de la compañía en l’hospitalet de Llobregat
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MANÉ ESPINOSA

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