El escenario electoral en Catalunya
La probable inhabilitación del president Torra se sitúa ahora hacia octubre, lo que despejará el calendario electoral. ERC sigue con el plan de sacar rédito de su apoyo a Sánchez. Jxcat busca reorientar su estrategia.
Hace algunos meses, cuando la convocatoria electoral en Catalunya parecía inminente por la inhabilitación del presidente de la Generalitat, el propio Quim Torra planteó en un consejo de gobierno la posibilidad de atrincherarse en su despacho del Palau y desobedecer la resolución judicial que le apartase del cargo. Algunos consellers le recordaron que no vendría la Guardia Civil a echarle, sino que tendrían que ser los Mossos quienes cumplieran con esa desagradable y peliaguda tarea. El momento fue como un fogonazo de aquellas disquisiciones que obsesionaron al Govern mientras se adentraba en la vía unilateral culminada en octubre del 2017. La diferencia respecto a aquellos convulsos días es que esta vez solo Torra defendía esa opción, mientras que el resto del Ejecutivo trataba de disuadirle del empeño en un gesto simbólico que no serviría para nada.
Desde entonces, el adelanto electoral planea sobre la política catalana, acentuando las fricciones entre Jxcat y ERC. A finales de enero, Torra pensaba que su inhabilitación por parte del Tribunal Supremo no pasaría de la primavera. De ahí que, después del enésimo rifirrafe interno, anunciara que, nada más aprobarse los Presupuestos de la Generalitat, diría la fecha de las elecciones. La irrupción del coronavirus lo ha trastocado todo, y ahora Jxcat prefiere alargar al máximo la legislatura, lo que sitúa el calendario de nuevo en manos del Supremo. El tribunal tenía previsto admitir el recurso de Torra contra la sentencia del Tribunal Superior de Catalunya, fijar la vista y dictar el fallo antes de agosto. Pero la crisis sanitaria ha retrasado las previsiones, que ahora se sitúan entre final de septiembre y octubre.
Torra podría convocar elecciones en algún momento antes de ser inhabilitado o incluso está indagando si tiene margen para hacerlo en el mismo instante de conocer la sentencia, cuando aún no le haya sido notificada formalmente. O bien Jxcat podría tratar de alargar la legislatura presentando otro candidato al Parlament, lo que obligaría a ERC a decidir si lo vota o no.
Mientras se dirime el calendario, Jxcat busca una estrategia en esta nueva etapa. Las elecciones de diciembre del 2017 se celebraron en circunstancias diferentes a las actuales, con el artículo 155 y el PP en la Moncloa. Ahora no solo gobierna una coalición de PSOE y Podemos, sino que Esquerra se ha convertido en su socio preferente, dejando a los posconvergentes fuera de ese papel decisivo que siempre habían ostentado. A ello hay que añadir las consecuencias de la pandemia.
Si las elecciones catalanas tuvieran lugar a finales de año, la reconstrucción después de la emergencia sanitaria y económica será el foco principal. De ahí que Jxcat trate de reorientar su oferta política capitalizando el plan Catalunya 2022, en el que una treintena de personas de la sociedad civil recabarán propuestas para “repensar” el futuro. Una iniciativa que partió más de Genís Roca, experto en transformación digital, que del Govern. En su reunión constitutiva, tanto Torra como el vicepresidente Pere Aragonès se comprometieron a dejar de lado sus desavenencias para blindar el proyecto Catalunya 2022.
También Esquerra busca rentabilizar su colaboración con el Gobierno central. Después de los vaivenes de las últimas semanas en las relaciones entre la Moncloa y ERC, la aprobación de los Presupuestos del Estado será la próxima prueba para conocer la solvencia de esa alianza y la estabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez .La disposición de los republicanos a aprobar unas cuentas que también serán necesarias para la reconstrucción en Catalunya es ahora mismo máxima. Esquerra recupera también la mesa de diálogo sobre el conflicto catalán, que se reunirá en julio. Torra ha señalado que no ve condiciones de confianza como para reunir de nuevo esa mesa, pero difícilmente podrá desmarcarse. Sí es probable que vuelva a exigir la figura de un relator con el argumento de que Sánchez ha demostrado en esta pandemia que no es de fiar.
El escenario de otoño, sin embargo, está lleno de incertidumbres. No solo porque la evolución del coronavirus y de la crisis económica son una incógnita, sino también porque en el caso de Catalunya las resoluciones de los tribunales siguen marcando el devenir político. Además de condicionar la fecha electoral, en otoño podría resolverse la concesión del suplicatorio referido a Carles Puigdemont, lo que activaría la petición de extradición para ser juzgado en España, en pleno clima electoral en Catalunya. Estamos en el último tramo de esta legislatura del Parlament, que resolverá tres años después cómo ha digerido la sociedad catalana y sus políticos los acontecimientos de octubre del 2017.