Prisa maquillada
Al comienzo de esta inesperada hibernación muchos estábamos sobrecogidos por tener un tiempo al que no estábamos acostumbrados, pero nos acabamos acostumbrando a nuestra rutina. Una rutina autoimpuesta para hacer todos los quehaceres, desde trabajar hasta limpiar. Además, teníamos tiempo para leer, escribir, cocinar, ver Netflix, hablar con la familia, disfrutar la cultura y… mucho más. Qué tranquilidad. La vida respira.
Pero la tranquilidad se acabó convirtiendo en prisa, con la infinidad de planes soñados en estos meses sumados a la cargada rutina personal.
Y es que hemos tenido la oportunidad de diseñar nuestro propio orden. Una versión personalizada de nuestras vidas en la que nunca ha faltado tiempo para pensar, soñar y planear un futuro que ahora más que nunca entendemos que es finito.
Víctor Beascoa
Byron Bay (Australia)