Hoteles en números rojos
El sector turístico, en general, y el hotelero, muy en particular, vislumbran una recuperación más lenta, difícil y económicamente costosa que las de otras actividades. La situación es muy grave en una ciudad como Barcelona, que cuenta con una de las mejores plantas hoteleras de Europa, y no es mucho mejor en los municipios de la costa catalana que viven casi de manera exclusiva de la temporada veraniega y, en gran parte, de los visitantes internacionales. En Barcelona, las últimas previsiones apuntan que apenas un 30 por ciento de los establecimientos abrirán en este periodo estival que, tradicionalmente, es el de mayor afluencia de clientes. Las perspectivas para lo que resta del año no son precisamente halagüeñas, y los hoteleros barceloneses ya dan por hecho que en este fatídico 2020 verán una caída del 70% de la facturación. Más allá de las ayudas que puedan llegar al sector, sería conveniente que los mensajes que se emiten desde las administraciones estos días resultaran más claros y menos contradictorios para tratar de contrarrestar una incertidumbre que, ya de por sí, es angustiosa.