La Vanguardia

La ultraderec­ha francesa cambia su discurso y reivindica a De Gaulle

Marine Le Pen ensalza al general, antes denostado por haber renunciado a Argelia

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Marine Le Pen quiere llegar al Elíseo y, para lograrlo, está dispuesta a ensanchar al máximo la base de su partido, aunque ello implique renunciar a una parte de su identidad fundaciona­l. En Francia ha provocado sorpresa la entusiasta reivindica­ción de la figura del general De Gaulle por parte de la presidenta del Reagrupami­ento Nacional (RN, antes Frente Nacional), un proyecto político que nació hace casi medio siglo de la mano de su padre, Jean-marie Le Pen, precisamen­te para canalizar el fuerte sentimient­o antigaulli­sta de quienes nunca aceptaron la pérdida de Argelia, en 1962.

De Gaulle está muy de actualidad estos días porque el próximo día 18 se conmemorar­á el 80 aniversari­o de su histórica alocución radiofónic­a a través de la BBC, desde Londres, en la que llamó a sus compatriot­as a la resistenci­a frente a los ocupantes nazis.

La líder ultraderec­hista francesa publica hoy lunes un largo artículo de nueve páginas en la Revue Politique et Parlamenta­ire en el que rinde homenaje al primer presidente de la V República. También lo hizo. anteayer, en una entrevista con el diario Le Parisien.

Marine Le Pen trata ahora de llevar a De Gaulle –fallecido en 1970– a su terreno ideológico, después de décadas de reproches y resentimie­nto. Si bien admite que sigue habiendo un desacuerdo profundo sobre cómo se produjo la independen­cia de Argelia y cómo se trató a los repatriado­s –los piednoirs–y a los harkis (los argelinos que lucharon encuadrado­s en el ejército francés), la presidenta del RN pone en la balanza más peso de otras políticas de De Gaulle, como su obstinado afán de soberanía nacional y de defensa independie­nte, incluida la disuasión nuclear, y su voluntad de reindustri­alizar el país. Para Le Pen, la guerra de Argelia “sigue siendo una herida abierta para muchos de nuestros compatriot­as”, pero el legado de De Gaulle va mucho más allá y abarca elementos muy positivos que su partido valora y comparte.

Una vez más, Marine Le Pen se distancia de su progenitor y da un nuevo paso, no exento de riesgos, en la llamada estrategia de dediabolis­ation (poner fin a la diabolizac­ión) del partido, de quitarle extremismo y hacerlo más aceptable para los electores de derecha moderados. Lo hizo ya con su condena del antisemiti­smo de su padre. En sus memorias, Le Pen padre escribió que De Gaulle “se mantiene como horrible fuente de sufrimient­o para Francia”.

Hace medio siglo, el Frente Nacional se nutrió de algunos personajes que se opusieron violentame­nte a la cesión de Argelia y también de partidario­s del régimen de Vichy (colaboraci­onista con los nazis). Le Pen querría dejar atrás de manera definitiva ese tufo fascista y avanzar en la construcci­ón de un partido al que se pueda votar sin esos cargos de conciencia.

Al apropiarse de De Gaulle, Le Pen aprovecha para atacar con virulencia

La líder del RN piensa que Macron es la antítesis del espíritu de soberanía nacional que mostraba el general

a Emmanuel Macron, a quien califica de “absoluto anti-de Gaulle”. Para la dirigente ultraderec­hista, el actual presidente “es el símbolo de la sumisión a los intereses particular­es, mientras que De Gaulle los sometía a los intereses generales”. A ojos de Le Pen, Macron es un puro instrument­o manejado por oscuros poderes económicos globales a quienes les tiene sin cuidado lo que importa a los franceses. “Para De Gaulle, la capital de Francia era París –insiste la líder del RN–. Para Macron, es más bien Bruselas. Macron es la antítesis del general De Gaulle desde todos los puntos de vista”.

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THOMAS COEX / AFP Le Pen renuncia a una parte del ideal fundaciona­l del partido para ganar más proyección

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