LA COSTA SE ABRE DE NUEVO A LOS BAÑISTAS
Con la entrada en la fase 3, más de media España recupera el acceso completo a las actividades de playa. A partir de este momento, los ayuntamientos podrán controlar y limitar el aforo a la arena, donde los bañistas deberán respetar distancias de seguridad tanto en el agua como sobre la arena. Si se tiene en cuenta los 8.000 kilómetros con los que cuenta la costa española –hay que descontar los territorios en fase 2–, la vigilancia es complicada.
La desescalada playera se hará con realidades muy diferenciadas. Frente a zonas
La nueva normalidad precisa el control de la distancia de seguridad
muy turísticas en las que las aglomeraciones sobre la arena son habituales –aunque la ausencia en estos momentos de visitantes de otras provincias y extranjeros reduce los bañistas a la población local–, hay una gran cantidad de pequeñas playas y calas, como en la Costa Brava o Baleares, donde controlar el aforo y las distancias puede ser inviable.
Policía, drones, cámaras, contratación masiva de miles de vigilantes que recorran las playas, recordatorios por megafonía durante todo el día para el mantenimiento de las distancias forman parte de la nueva normalidad. Cada comunidad autónoma y Ayuntamiento buscará la forma de controlar que las concurridas playas españolas no puedan convertirse en focos de un posible rebrote. La prueba de fuego será con la llegada de turismo de otras provincias y países europeos.