Recuperación de las playas casi sin limitaciones
Las 262 playas que hay en Mallorca, algunas, calas de apenas diez metros, como es Caló des Moro, en Santayí, y otros arenales inmensos de aguas turquesas, como el de Es Trenc, en Campos, llevan dos semanas abiertas y el cambio más perceptible no es la delimitación de espacios, que no existe, ni la ausencia de hamacas y sombrillas; el cambio más significativo es que no hay turistas, un problema para la economía de la isla, pero una oportunidad para los mallorquines, que estos dos fines de semana se han lanzado de cabeza al disfrute de unos espacios que en la vieja normalidad estarían abarrotados.
Casi ningún Ayuntamiento ha tomado medidas para limitar el aforo o definir espacios en la playa. Alcúdia es uno de los pocos que lo ha hecho. Este municipio del norte de la isla de 20.241 habitantes y 32.000 plazas turísticas ha fijado imaginarios cuadrantes delimitados por los palos de las sombrillas. También ha establecido unos estrictos protocolos de limpieza de la arena, hamacas, sombrillas y resto de elementos fijos.
El teniente de alcalde del Ayuntamiento, Domingo Bonnin, calcula que estas limitaciones harán que solo se ocupe un 25 por ciento del espacio habitual. “Ojalá no demos a basto y haya que moderar las limitaciones, pero por desgracia creemos que este año bastará”, asegura con preocupación ante la complicada temporada turística que se espera.
Casi en la otra punta de la isla está Calvià, municipio de 50.559 habitantes que cuenta con 54 kilómetros de costa y 33 playas que van desde paradisíacas calas vírgenes a zonas degradadas y muy urbanizadas, como Magaluf, meca del turismo de borrachera y uno de los emblemas de la llamada balearización, la edificación intensiva de la costa. Xavier Pascuet, director general de Turismo y Litoral, afirma que se ha optado por extremar la higiene pero no fijar limitaciones de aforo, si bien reconoce que durante el primer fin de semana de apertura tuvieron que cerrar el acceso a tres pequeñas calas que quedaron saturadas. Las tres se encuentran en el límite con Palma y se llega a ellas fácilmente con transporte público, de ahí los problemas.
Para evitar la masificación de las playas, los ayuntamientos y el Consell de Mallorca trabajan en la puesta en marcha de una aplicación que informe del grado de utilización, de forma que los usuarios puedan decidir a qué playa van sin encontrarse después con los accesos cortados.
Por ahora no ha habido esos problemas en la playa de Es Trenc, un línea de finísima arena blanca y de aguas turquesas que se ha convertido una de las postales habituales con las que se promociona Mallorca. Está en Campos, en el sur de la isla, y en los dos últimos veranos se tuvo que limitar el acceso a la zona ante la enorme presión turística que soportaban sus dunas, declaradas parque natural.
Este año no hará falta. La ausencia de turistas deja a los habitantes de Mallorca como únicos usuarios de la playa. Los socorristas se ocupan de dar recomendaciones a los bañistas sin que hasta ahora haya habido problemas, según explica Rafael Adrover, concejal de Medio Ambiente y Playas. Este fin de semana ha vuelto a ser uno de los lugares elegidos por los mallorquines para disfrutar de una playa en la que normalmente resulta muy complicado encontrar hueco pese a sus dimensiones.
La joya de la corona de Palma es la playa de Palma, paraíso del turismo alemán que en estas fechas ya tendría hoteles llenos y bares abiertos a rebosar. Tampoco se ha fijado aforo ni limitaciones en los ocho kilómetros de
La ausencia de turistas deja a los habitantes de Mallorca como únicos usuarios de playas como Es Trenc
playa y, según explica un portavoz del Ayuntamiento, la policía local circula con megafonía para recomendar que se respete la distancia. La playa de Palma hace ahora honor a su nombre ya que, con un agua limpia y transparente como no vista en años, a la espera de que lleguen de nuevo, los palmesanos han recuperado un espacio cedido hace años a los turistas.