Los jueces maniobran para evitar un alud de demandas post-covid-19
El confinamiento perjudicará a los separados sin custodia compartida
Poco a poco el país recupera la normalidad y llega la hora de pasar balance. La justicia ya tenía en la lentitud y los retrasos dos de sus principales lacras. Desde el siglo XIX, en las facultades de Derecho españolas se enseña sin éxito que “el juicio debería seguir al delito como la sombra al delincuente”. Solo en Catalunya son 75.000 los juicios aplazados por el confinamiento y 145.000 las resoluciones pendientes de dictar. Tarde o temprano, la maquinaria se pondrá en marcha, pero hay una rama del derecho donde cualquier tiempo pasado es un tiempo irremisiblemente perdido. El derecho de familia.
El estado de alarma ha repercutido especialmente en las parejas rotas y con descendencia. ¿Qué o quién resarcirá al padre o la madre que no ha podido disfrutar estos meses de sus hijos porque no ha podido ir a verlos y han pasado el confinamiento en casa de su ex? Los jueces de familia de Barcelona han maniobrado por el temor a un alud de demandas y han adoptado una decisión que no satisfará a todo el mundo. “Ante situaciones excepcionales, decisiones excepcionales”, explica la letrada Elena Arbiol, lectora de Ferdinand von Schirach. Este escritor y jurista alemán utiliza frases parecidas en sus relatos, como la del físico Werner K. Heisenberg que encabeza Crímenes (Salamandra): “La realidad de la que podemos hablar jamás es la realidad en sí”.
Esta abogada, joven, pero con sobrada experiencia, miembro del bufete Sanahuja Miranda, explica que los jueces de familia de Barcelona han acordado por unanimidad una decisión para responder a los padres que pleiteen porque no han podido estar con sus hijos los días que les correspondían. Los más perjudicados serán los progenitores sin la guarda compartida de los menores.
Los magistrados han decidido que las visitas entre semana o los encuentros en un lugar previamente acordado que se hayan perdido por el confinamiento no se podrán recuperar. Tampoco se podrán recuperar las vacaciones de Semana Santa ni los fines de semana alternos pactados, salvo que estos incumplimientos ya hubieran sido reiterados e injustificados “antes de la crisis sanitaria provocada por la pandemia”.
La situación es muy diferente en los casos de guarda y custodia compartida. Los titulares de los juzgados de familia de Barcelona acordaron que en estos casos el estado de alarma no suspendía los regímenes establecidos, por lo que la permanencia de los hijos con uno u otro progenitor debía cumplirse tal como se hubiera establecido en su día en las sentencias. “Si durante el confinamiento –explica Elena Arbiol– no se cumplieron estas previsiones por la voluntad injustificada de uno de los padres, el tiempo perdido se deberá recuperar”.
¿Cómo se hará esa recuperación? Una posible solución consistiría en alargar las vacaciones de verano de los niños con el padre o la madre afectados, que se verían compensados así por los perjuicios que les ocasionó el estado de alarma. “El sentido común es el menos común de los sentidos”, decía Oscar Wilde. Las parejas bien avenidas a pesar de su separación o de su divorcio (la segunda figura extingue el vínculo matrimonial; la primera, no) pueden arreglar estos asuntos sin necesidad de jueces.
La realidad, sin embargo, demuestra que no todo es ficción en películas como La guerra de los Rose. Los interesados deben saber que tienen un plazo para solicitar una compensación a la autoridad judicial. Pueden presentar ya sus solicitudes, sin prisas pero sin dormirse en los laureles. A partir del 21 de junio, cuando concluya el estado de alarma, únicamente dispondrán de tres meses para interponer sus reclamaciones. De momento, la justicia funciona a medio gas. La plantilla judicial no se reincorporará al completo hasta este martes. Es pronto, pero los juzgados de familia, ya de por sí muy sobrecargados, se preparan para una dosis extra de trabajo.
La pandemia ralentiza aún más la justicia: 75.000 vistas aplazadas y 145.000 casos pendientes en Catalunya