La juventud que solo se aleja
Para entender Buscando a Alaska, una miniserie de HBO, quizá hay que entender por qué los chicos de Dawson crece hablaban como hablaban. Supuestamente eran adolescentes pero su creador Kevin Williamson les escribía intensos, reflexivos, expertos en retórica, como si experimentaran la juventud desde el prisma de la vida adulta. Era una licencia muy consciente. No hablaban como lo hacían los adolescentes normales y corrientes sino que lo hacían como desearían sonar: inteligentes, ingeniosos, pretenciosos y como si dominaran el arte de vivir a pesar de tener quince años. Y son así (exactamente así) los alumnos que desfilan por el internado de Buscando a Alaska, la adaptación de una novela de John Green (Ciudades de papel).
Miles es inteligente y guapetón pero pasa por la vida de puntillas. Se da cuenta de que tiene una existencia mediocre, sin pasiones. Su pasatiempo consiste en aprender las últimas frases de personas célebres, como si eso le diera profundidad. Así que pregunta en casa si lo pueden enviar al internado donde estudió su padre. Quiere despertar. Es allí donde descubre el amor. Es Alaska, una chica que mira las normas con la única intención de saltárselas y que pasa los ratos libres leyendo ensayos feministas. Y, por supuesto, tiene un poso triste que la rodea, que la convierte en cercana e inaccesible. Son ocho episodios donde Josh Schwartz, el creador de la serie, entra en contacto con la raíz de la adolescencia, las emociones y la necesidad de aprender tropezando. También regresa al ideal de la chica trágica, lo que mejor había sabido tratar en The OC .Y sin quererlo quizá hace una radiografía de una adolescencia de antes, idealizada pero tocando madera.
Se ambienta a principios de siglo en una escuela donde los adolescentes todavía no tienen móviles. Es el testimonio de una juventud sin la ansiedad de capturar los instantes, que no teme aburrirse y que osa mirarse sin filtros. Y después de pasar por la fase de “qué rabia hacen a estos niños”, descendientes como son de la retórica de Dawson, te enamoras de la melancolía de una juventud que solo se aleja.