Trump naufraga en la crisis
Las encuestas indican un hundimiento de la aprobación por su gestión
Después de casi tres meses encerrado en casa, el exvicepresidente Joe Biden viajó a Houston.
Su desplazamiento está cargado de simbolismo en este momento de protestas contra el racismo por toda la geografía de Estados Unidos. Biden, una vez garantizado el número suficiente de delegados para ser el candidato demócrata en las presidenciales de noviembre, acudió a la ciudad texana para reunirse con la familia de George Floyd y expresarle sus condolencias.
Este lunes, justo a las dos semanas de su muerte, se expuso el féretro durante seis horas para que miles de vecinos de Houston, donde los Floyd residen, rindieran tributo al afroamericano que falleció bajo custodia policial en Minneapolis, lugar al que George se había mudado. Biden tenía previsto grabar un vídeo para que se emita este martes en el tercer y definitivo funeral de esta víctima de la brutalidad uniformada.
Muchos creen, según las encuestas, que el exvicepresidente se ha situado en el lado correcto de la historia, mientras el presidente Donald Trump ordena “limpiar” con gases lacrimógenos las calles de Washington de protestas para visitar la iglesia de Saint John y sacarse una foto exhibiendo la Biblia.
Biden en Houston y Trump participando en la Casa Blanca en una conferencia con agentes de las fuerzas de seguridad. Dos agendas opuestas para este lunes.
Trump arrancó la jornada apretando el dedo de la ira en Twitter, insultando a los demócratas –“la izquierda radical”–, despreciando al general retirado Colin Powell por anunciar su voto a favor de Biden o burlándose de Mitt Romney, que este domingo se convirtió en el primer senador republicano en estas marchas y que tuitea “Black Lives Matter” (las vidas negras importan).
A pesar de mantener su línea habitual de conducta, de estigmatizar a quien le contraría, Trump se encuentra en la encrucijada.
Frente a decenas y decenas de ciudades estadounidenses repletas de manifestantes –pacíficos, salvo contadas excepciones– los responsables de la campaña electoral de Trump aplican la brocha gorda y envían mensajes de esta guisa: “Los matones liberales están destruyendo nuestras calles”. En su web aparece una página en la que se urge a los seguidores “a mantener la fidelidad al presidente Trump y contra los antifa”.
Pero esta retórica divisiva no esconde la idea generalizada de que este Gobierno se ha visto desbordado por el cúmulo de acontecimientos registrados desde marzo con el coronavirus, acrecentados con las protestas raciales. Una encuesta de NBC-WALL Street Journal indica que el 80% de los ciudadanos considera que el país está fuera de control.
En otro sondeo de este lunes, encargado por la CNN, la aprobación del presidente cae al 38% –siete puntos menos en un mes–, por un 57% que le condena. Es su peor dato desde enero del 2019 y, a escasos cinco meses de las elecciones, se empareja con los presidentes Jimmy Carter y George W.H. Bush a falta de un periodo similar para acudir a las urnas. Carter y Bush (padre) perdieron y se quedaron en un mandato.
A Trump se le ha desmontado el andamiaje de sus logros. Atacado por las crisis –más de 110.000 muertos por Covid-19, desplome económico y protestas raciales– el presidente, tan amante de las marcas y las etiquetas, se ha quedado sin eslogan, una tragedia para alguien como él, hijo político de la telerrealidad.
Trump y sus asesores, al frente
LA OTRA CARA El aspirante Joe Biden viaja a Houston para ofrecer su pésame a la familia de George Floyd
LOS NÚMEROS La apreciación del presidente cae siete puntos en un mes, según un sondeo de la CNN