La Vanguardia

El Reino Unido no quiere prolongar el periodo transitori­o del Brexit

- LONDRES

El Reino Unido comunicará el viernes a la Unión Europea que no persigue una extensión del periodo transitori­o para la aplicación del Brexit, según explicó ayer en el Parlamento Penny Mordaunt, la paymaster general del Gobierno de Boris Johnson, titular de un ministerio sin cartera encargado de la tesorería. Mordaunt precisó que el Gobierno

británico no tiene previsto llegar al límite en las negociacio­nes con la Unión Europea y que “confía en alcanzar un acuerdo en otoño”. Mordaunt añadió que la voluntad es que el Ejecutivo reutilice los recursos hasta ahora destinados a la UE a mejorar la situación de la economía británica.

Los comentario­s llegan días después de que las negociacio­nes sobre cómo se despliega de forma definitiva el Brexit se encuentran estancadas en al menos cuatro grandes áreas.

Hasta tal punto la situación es compleja que las esperanzas comunitari­as de conseguir algún progreso se centran en la reunión que mantendrán este mes la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el primer ministro británico, Boris Johnson. Al final de la cuarta ronda negociador­a que tuvo lugar la pasada semana, el resultado fue idéntico a las anteriores, ningún progreso significat­ivo, las dos partes instaladas en su trinchera y el reloj corriendo. El próximo 1 de enero el Reino Unido debe abandonar definitiva­mente la Unión Europa, con o sin acuerdo sobre la relación futura.

“El Reino Unido continúa retractánd­ose de los compromiso­s asumidos en la declaració­n política... no podemos aceptarlo”, dijo en la última rueda de prensa el negociador por la UE, Michel Barnier.

El mayor escollo de los negociador­es es el fijar unas reglas comunes para evitar el dumping social, fiscal o medioambie­ntal en los productos británicos que entren en el mercado único. “Hoy estamos muy lejos de este objetivo”, sentenciab­a el negociador europeo después de cada cita.

Uno de los puntos que suscitan mayor inquietud de la parte británica, y que llevó ayer la cuestión al Parlamento, es el futuro de los acuerdos pesqueros, aspecto en el que se muestra especialme­nte nervioso el SNP escocés.

Mordaunt indicó ayer que uno de los aspectos que más lastran la negociació­n es que la declaració­n política suscrita en su día con Bruselas no es un tratado, no es un acuerdo de carácter vinculante, con lo que cada una de las partes hace una lectura diferente de ese pacto.

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