El lento despertar de la noche
Las discotecas reabren sin pista de baile y solo con incondicionales
David, Roberto, Mari, Germán... cuatro de los habituales de la sala Zero no fallan la primera noche de esta inhabitual reapertura. Están sentados en el escenario que otras veces han pisado Mishima, Raimundo Amador, Albert Pla, Muchachito, Jeremy Jay... y tantos otros. Hoy no hay música en directo. Tampoco se puede bailar. Las mesas a distancia. Los camareros con mascarilla. “La cuestión es arrancar... Todo es muy raro, la gente sentada...”, dice Àngel Lopera, uno de los socios de la sala de conciertos de referencia de Tarragona.
No van a ganar dinero y lo saben. Tiene permiso hasta las seis de la mañana, pero acaba cerrando dos horas antes. La primera noche no da para más. Cinco días después de estrenar la fase 3 en las comarcas de Tarragona, algunas discotecas y locales nocturnos han decidido abrir. Remando a contracorriente y con unas condiciones que dan poco margen de maniobra. Tanto que algunas grandes, como Pacha La Pineda, no han abierto todavía.
“Tenemos que hacer mucha pedagogía y decirle a la gente que no tenga miedo a salir”, insiste Cristian, de la histórica discoteca Totem. Él ha abierto los dos locales que tiene en Tarragona, “porque tenemos que dar un primer paso, es más una cuestión de militancia que de negocio”. La sala Premium también se ha apuntado. En cambio, el Highland sigue cerrado. Con un máximo del 30% del aforo es muy difícil que los números salgan.
Después de tres meses de confinamiento, Jose (Jldeejay) ha vuelto a la cabina del Totem. Durante las semanas álgidas de la crisis, este dj alegró a la mayoría de sus vecinos con una hora de música cada viernes y sábado por la tarde. Desde el balcón de su casa se labró un público diferente mientras duró el ERTE al que ha tenido que recurrir todo el sector nocturno. Esta noche pone la música en un escenario nunca visto antes en el Totem, con parte de la pista precintada, mesas y charlas escondidas tras las mascarillas.
Cada sala ha sobrevivido como ha podido, algunos todavía no aseguran su vuelta. La anormal reapertura no les satisface y esperan aforos superiores al 50% para regresar. El sector tiene este fin de semana los ojos puestos en Tarragona, pero en ninguna sala se alcanzó ni el reducido aforo que tienen permitido y que habría obligado a los clientes a esperar en la calle y con las distancias reglamentarias.
En la Zero, la primera noche de fiesta poscoronvirus discurrió tranquila y entre amigos. El próximo viernes, un aliciente más: un homenaje a Joy Division. Y el sábado una fiesta en honor a los padrinos que le han surgido a la sala durante el confinamiento. Decenas de clientes se han convertido en mecenas para asegurar el futuro de la Zero y conseguir un despertar en toda regla: los más de cuarenta conciertos suspendidos se han reprogramado a partir de septiembre.