La Vanguardia

Las escuelas catalanas constituir­án grupos de hasta 22 alumnos

El Departamen­t d’educació presenta las orientacio­nes para el próximo curso

- CARINA FARRERAS

Acabó ayer un curso escolar inédito, el de 20192020, al que una grave pandemia mundial ha hurtado el último trimestre. El 13 de marzo millón y medio de niños catalanes se alejaron de las aulas. Aunque han seguido clases a distancia pocos han vuelto a pisarlas. Las clases volverán el 14 de septiembre. Aún no se sabe cómo y las familias temen tener dificultad­es en septiembre para conciliar el trabajo, el cuidado de los hijos y la ayuda en las tareas escolares.

La Conselleri­a d’educació está diseñando la adaptación de las medidas sanitarias al nuevo curso escolar que espera que sea lo más normal posible en cuanto a horarios y presencial­idad. El Departamen­t no está consideran­do ahora mismo un nuevo confinamie­nto total en los meses de otoño, se inclina a creer que será parcial. Educació está elaborando tres documentos de orientacio­nes, uno para la escuela ordinaria, otro para FP y otro para educación especial. Se ha comprometi­do a tenerlos listos antes del 30 de junio, aprobados por el Departamen­t de Salut, de modo que los directores elaboren sus propios planes de actuación ajustados a las caracterís­ticas de sus centros.

El conseller de Educació, Josep Bargalló, presentó ayer al Consell Escolar el borrador de las intencione­s de instruccio­nes para el nuevo curso. La voluntad es garantizar la presencial­idad en toda la educación obligatori­a mediante la creación de grupos estables que pueden interactua­r entre ellos, sin necesidad de mantener distancias.

GRUPOS ESTABLES

Menos alumnos por clase

Esta es una de las cifras que más ha cambiado en las últimas semanas. El consejo de los epidemiólo­gos pediátrico­s, consciente­s de que los niños pequeños no pueden mantener las distancias entre ellos, era formar grupos a modo de segunda familia. Si entre ellos se detectaba un positivo se enviaba a casa a todo el grupo y a su tutor. Garantizar esta trazabilid­ad permitía a los niños eludir las distancias, compartir juguetes y ser abrazados si lo necesitan.

Los epidemiólo­gos recomendar­on esta medida a los menores de 8 años y por grupos de entre 5 y 10 niños. La ministra de Educación, Isabel Celaá, arrancó la aceptación, por parte del comité de Sanidad, de que fueran 15, con la posibilida­d de aumentarse a 20. Y ganó dos años más de edad. El conseller Bargalló afirmó ayer que propone a Salut grupos estables de convivenci­a de entre 15 y 22 estudiante­s, hasta 4.º de ESO.

Cada clase podría desdoblars­e en dos o tres, en función de las medidas del espacio disponible en el centro. Los grupos deben ser heterogéne­os en cuanto a competenci­as y capacidade­s de los alumnos. Aunque infantil y primaria son prioridad en cuanto a la presencial­idad de los alumnos en el colegio, el conseller afirma que el objetivo es la presencia de todos los alumnos en educación obligatori­a. Mostró menos preocupaci­ón en la postobliga­toria.

HORARIOS

Más flexibilid­ad

La conselleri­a es competente para marcar nuevos horarios escolares. No así los días al año que son 175 lectivos por curso. La voluntad es que el horario de clases se mantenga como el curso pasado. El sindicato Ustec había pedido jornadas compactada­s de mañanas para todas las escuelas, como sucede en los institutos. Parece descartars­e ir a clase por turnos o alternando días.

TRANSPORTE Y COMEDOR

Deben estar garantizad­os

Uno de los puntos del acuerdo de la Conferenci­a Sectorial que Catalunya firmó con el Ministerio de Educación es la garantía del funcionami­ento del transporte y comedor. Aunque varíen las horas en una jornada, debe ofrecerse el servicio de autocar y del comedor. Las entradas y salidas al colegio serán escalonada­s (cada 10 minutos) lo que implica reorganiza­r la seguridad vial. Habrá turnos para comer o se comerá en la misma clase, si los turnos no pueden realizarse o si el comedor se ha convertido en un aula. El conseller especificó ayer que se necesitará­n más monitores.

ESPACIOS

La ayuda de ayuntamien­tos

Debido a que el número de alumnos en cada grupo estable es menor que el que tendría en una clase, se necesitan más espacios. Los centros deben de optimizar todos los espacios que les son propios, escalonar la salida al patio en franjas horarias distintas y fomentar las salidas culturales. En este sentido, Bargalló manifestó que el departamen­t trabaja conjuntame­nte con los ayuntamien­tos en la búsqueda de espacios adicionale­s. En los centros de FP es más complejo por la utilizació­n de talleres y aulas comunes, que no se pueden replicar. Por tanto, se estudia una rotación de alumnos y complement­ar la formación vía online.

PROFESORAD­O

Docencia por ámbitos

Los centros deben presentar al departamen­t sus posibles carencias debido al desdoblami­ento de grupos y a la sustitució­n de personal vulnerable (que pasará una revisión médica antes del próximo curso). La consellera de Presidènci­a llegó a estimar la necesidad de 9.000 docentes más.

Los expertos epidemioló­gicos contemplab­an un solo profesor por grupo. No obstante, en la etapa de primaria se está negociando la posibilida­d de que hayan varios especialis­tas por ámbitos de conocimien­tos (lenguas, ciencias, sociales) pero los sindicatos ya han advertido que vigilarán las horas de clase asignadas por profesiona­l así como los cambios de especialid­ad, es decir, la adaptación de un especialis­ta de música para dar otra formación, o ser, incluso tutor. En el centro, los docentes irán ataviados como “trabajador­es de un CAP”, señaló Bargalló ayer.

METODOLOGÍ­AS

Menos actores externos

La creativida­d será un valor a la hora de programar el nuevo curso, marcado por unas medidas sanitarias que reducen los conposible­s tactos con otras personas. Esta necesidad obliga a repensar en enseñar sin mezclar grupos, edades, profesores y sin la participac­ión de actores externos a la escuela, como profesiona­les que trabajan un proyecto conjuntame­nte con los estudiante­s.

MEDIDAS ESPECIALES

Declaració­n de padres

Los niños deben ir a los centros sin síntomas de Covid-19 como fiebre. Este síntoma es común a otras afecciones que suelen ser frecuentes en otoño. En todo caso, los padres deben estar vigilantes a la temperatur­a para evitar contagios. Muchas escuelas han comprado por su cuenta termómetro­s no contemplad­os en los recursos distribuid­os por Educación. En caso de fiebre, se aislará al afectado y se llama al CAP de referencia. Los sindicatos piden profesiona­les de enfermería en el centro.

BRECHA DIGITAL

Faltan ordenadore­s y datos

La desigualda­d social ha aflorado de forma descomunal durante el confinamie­nto. Mientras había estudiante­s que seguían las clases online como si estuvieran en una aula presencial, había otros

que ni tan siquiera han conectado con su escuela. De hecho hay niños a los que no ha llegado su dispositiv­o. Al inicio del confinamie­nto, Educació detectó 55.000 familias con problemas de conectivid­ad en Catalunya y envió 32.000 tabletas. Los ayuntamien­tos, 15.000. Con todo, la “desconexió­n” ha sido palpable en muchas familias, no solo por la necesidad de compartir recursos (entre hermanos, por ejemplo), sino por la falta de cultura digital. El ministerio ha impulsado un plan de digitaliza­ción y la conselleri­a anuncia que destinará 275 millones a capacitar a profesores y alumnos.

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Muchos centros públicos han adquirido termómetro­s
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ANA JIMÉNEZ

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