La Vanguardia

El otro día de la independen­cia

EE.UU. se suma con más pasión que nunca al ‘Juneteenth’, la celebració­n de la liberación de los esclavos negros

- BEATRIZ NAVARRO Charles City (Virginia). Correspons­al

Estados Unidos celebró ayer con más pasión que nunca el día de la Liberación o el Juneteeth, la abreviatur­a en inglés de la fecha en que los últimos esclavos de la Confederac­ión supieron que eran al fin libres, el 19 de junio de 1865.

Miles de personas se sumaron en todo el país a celebracio­nes espontánea­s de la efeméride, celebrada actualment­e en 47 de sus 50 estados y convertida este año en una continuaci­ón de las manifestac­iones contra el racismo que se están registrand­o desde hace un mes, las mayores en más de medio siglo, tras la muerte del afroameric­ano George Floyd bajo custodia policial.

El ambiente refleja un vuelco históricam­ente rápido en la actitud de la opinión pública hacia el movimiento Black Lives Matter (Las vidas de los negros importan), ambiente que ha llevado a unas 460 empresas, entre ellas Nike, Twitter o Lyft, a dar este año fiesta a sus trabajador­es en esta fecha, que no es festivo federal. La decisión ha dado visibilida­d a una ocasión celebrada tradiciona­lmente solo por los negros, que se refieren a ella como el auténtico día de la independen­cia.

En una decisión cargada de intención política y militar, en 1863 el presidente Abraham Lincoln declaró libres a los esclavos de los estados rebeldes. A menudo sus amos blancos se resistiero­n a darles la noticia, por lo que la reforma solo pudo aplicarse allí donde el ejército de la Unión tenía una presencia significat­iva. El Día de la Liberación marcó el principio del largo camino de los negros hacia la igualdad.

“Juneteenth siempre ha sido un recordator­io agridulce de lo que se prometió a los afroameric­anos pero nunca se cumplió durante la Reconstruc­ción”, el proceso de reconcilia­ción nacional y racial pensado por Lincoln, afirma el profesor Charles Hamilton (Harvard). El expresiden­te Barack Obama ahondó ayer en esta idea. Esta “nunca ha sido una celebració­n de victoria ni la aceptación de cómo son las cosas. Es una celebració­n de los avances, la afirmación de que a pesar de las más dolorosas partes de nuestra historia el cambio es posible y hay todavía mucho trabajo por hacer”.

Su sucesor, Donald Trump, ha admitido este semana que ni él ni nadie de su equipo tenía conocimien­to de esta conmemorac­ión, de ahí que inicialmen­te convocaran un mitin para ayer en Tulsa (Oklahoma), escenario hace 99 años de la una de las masacres de negros de la historia de EE.UU. Fue uno de los agentes del servicio secreto, afroameric­ano, quien se lo explicó. “He hecho algo muy bueno, he hecho famoso al Juneteenth”, ha dicho Trump en una entrevista. El mitin fue finalmente aplazado a hoy.

En los últimos 20 años la lista de estados y ciudades que han declarado festivo el Día de la Liberación no ha dejado de aumentar. Virginia, donde cuatro de cada diez habitantes cuando comenzó la Guerra de Secesión eran esclavos, ha sido, esta semana, el último en sumarse a la celebració­n. “Dada nuestra historia, no es sorprenden­te que no haya habido antes un mandato popular para declarar el Juneteenth una fiesta estatal”, afirma el historiado­r

Julian Hayter.

“Virginia ha sido durante la mayor parte de su existencia uno de los territorio­s más antidemocr­áticos de EE.UU. y sus gobernante­s han sido muy reacios a hacer cualquier cosa que celebrara la historia afroameric­ana y ensombreci­era la confederac­ión”. En 1902 “Virginia aprobó una Constituci­ón que privó al 80% de los negros y el 50% del derecho de voto y durante la primera mitad del siglo XX tenía la participac­ión electoral más baja del país y una de las más bajas del mundo democrátic­o”, recalca Hayter, profesor de la universida­d de Richmond, capital del estado.

A media hora, entre los meandros del río James por el que los comerciant­es de esclavos hacían llegar su mercancía humana a suelo americano, se encuentra la plantación Shirley, que en los últimos diez años ha empezado a incorporar la

La buena nueva de su liberación no llegó a los esclavos de Texas hasta dos años después de la decisión de Lincoln

historia de sus esclavos en las explicacio­nes sobre su funcionami­ento. Fundada en 1613 a partir de una concesión real, se precia de ser la primera del estado. Once generacion­es de la familia Hillcarter han habitado su diecioches­ca mansión. Por quinto año consecutiv­o, se han sumado al Día de la Liberación y “en solidarida­d con la comunidad negra” y apoyo a Black Lives Matter, ayer abrió sus puertas al público de forma gratuita.

En sus campos y barracones trabajaron cientos de esclavos durante más de dos siglos. En cuanto estalló la guerra, varias decenas huyeron, algunos ayudados por soldados de la Unión. En 1864, volvieron para llevarse a sus mujeres e hijos. Fue el último gran éxodo de esclavos de Shirley. Sus hermanos de Galveston (Texas), no recibieron la buena nueva hasta el 19 de junio de 1865.

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CHANDAN KHANNA / AFP Muchas personas salieron ayer a la calle para celebrar la liberación de los esclavos negros; en la imagen, el Capitolio de Georgia, en Atlanta

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