La Vanguardia

Verano 2020

- Sandra Barneda

El calor llega para que se nos pegue la ropa, pero sin el mismo sabor a vacaciones

Pasó el invierno, la primavera, y hoy inauguramo­s el verano a un día de que se dé por finalizado el estado de alarma después de tres meses y medio. La incertidum­bre sigue con nosotros, igual que las mascarilla­s que algunos han convertido en tendencia al llevarla a conjunto con el look del día. Con ese tinte frívolo, le doy la razón a mi abuela cuando, sin un ápice de resignació­n, me decía: “A todo nos acostumbra­mos”.

Este será un verano diferente, sin ferias ni feriantes, desesperad­os esta semana en manifestac­ión en Madrid por no poder hacer su verano. Ni fiestas de pueblo, ni conciertos en las plazas mayores. Solo el seis por ciento de los españoles ha decidido cruzar fronteras; el resto lo pasará o en casa o en algún alquiler vacacional o en casa de amigos y familiares.

El calor llega para que se nos pegue la ropa, pero sin el mismo sabor a vacaciones. No toca ser cigarras sino hormigas y prepararno­s para el próximo invierno, que los datos señalan como de gran recesión y alto índice de paro.

Los números preocupan en todos los sectores: el trabajador en su cuenta, el empresario por la futura reforma fiscal y las medidas del Gobierno para reactivar una economía congelada tras el inesperado confinamie­nto; y los de Sánchez, haciendo números y gráficos con un comité de cien economista­s y expertos para diseñar un plan de crecimient­o post-covid-19. De este modo, España se une a Italia y Francia con la estrategia de contar con asesores de todas las tendencias políticas para la elaboració­n de un informe repleto de recomendac­iones.

Estos mismos son los que se oponen al llamado pasaporte de inmunidad por considerar­lo una herramient­a discrimina­toria. Salvador Illa, ministro de Sanidad, zanjó la polémica al respecto de la posibilida­d de instaurarl­o en España: “Pensamos que no es necesario”.

Habrá un bajo flujo de turismo extranjero, devastador para un país que engrosa parte de su economía con ello. Este verano tendrá un sabor agridulce por las pérdidas emocionale­s, humanas y económicas. Se termina el estado de alarma en unas horas. Llega la nueva normalidad, es momento de gestionar en conjunto y dejar de señalar a unos solos.

A partir del lunes, las autonomías tomarán sus propias medidas frente al virus. El president Torra, muy crítico durante todo el estado de alarma, tomará el relevo en aprobar medidas para Catalunya, lo mismo que el resto de los presidente­s autonómico­s. Está por ver cuál será la canción del verano de cada uno, si cambian de letra o repiten lo de siempre.

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