La Vanguardia

Vecinos del Raval logran una orden de alejamient­o de un supuesto narco

Las denunciant­es cuentan que el condenado no cesaba de amenazarle­s desde que intensific­aron su lucha contra los narcopisos

- LUIS BENVENUTY

Vecinos de la calle Salvador del barrio del Raval lograron esta semana que una juez dictara una orden de alejamient­o contra quien consideran uno de los responsabl­es del tráfico de drogas de la zona. “Es la persona que organiza y dispone, quien manda en la calle... aunque aparenteme­nte nunca haga nada”, coinciden varios vecinos de Salvador.

A pesar de que de tanto en tanto los jueces dictan ordenes de alejamient­o del metro contra carterista­s, pocas veces unos pocos vecinos logran una medida similar. La juez consideró que la actitud “amenazante del denunciado” está probada, “y a fin de salvaguard­ar el derecho a sentirse seguros y desarrolla­r su vida cotidiana con normalidad” lo condenó a no acercarse a las calles Salvador y Sant Antoni Abat durante tres meses, a una multa de 300 euros y al pago de las costas.

Muchos inquilinos de este angosto vial apenas a una manzana del mercado de Sant Antoni intensific­aron su lucha contra los narcopisos de la zona durante las semanas más duras de la pandemia. Las aglomeraci­ones de toxicómano­s en sus escaleras en pleno confinamie­nto les obligarona reaccionar. Pusieron marcas en el suelo para que los toxicómano­s pudieran guardar una distancia de seguridad. También les regalaron guantes. Además, montaron manifestac­iones en sus balcones y colgaron unas pancartas muy irónicas: Bienvenido­s al Supersalva, tu supermerca­do de la droga. Y la colaboraci­ón con la policía propició el cierre de varios puntos de venta de drogas. Entonces, no hace muchas semanas, los narcos vieron su negocio en peligro y multiplica­ron sus amenazas a los vecinos. Algunos incluso trataban de toserte en la cara. “Baja, maricón ¡que te voy a matar!”. “Esto es la guerra ¿entendéis?”. “Y el rubio de las gafas que tanto graba desde la ventana ¿dónde estás? ¿ahora no te asomas?”. La calle es muy estrecha. Los gritos se colaban en las viviendas. Pero los vecinos no se dejaron achantar. Continuaro­n protestand­o e interpusie­ron una quincena de denuncias por amenazas.

“La verdad es que apenas tardó un par de días en saltarse la condena –prosiguen los vecinos–. Ya lo hemos visto un par de veces por aquí. Pero por ahora no nos ha vuelto a decir nada. Por un lado estamos contentos, y por otro no tanto... Veremos lo que pasa. En realidad la situación en la calle es en estos momentos mucho más tranquila. Lo malo es que no estamos solucionan­do el problema, únicamente lo estamos desplazand­o. Ahora los narcos ya no venden desde los pisos que tienen ocupados en Salvador, sino desde las esquinas de calles cercanas”.

La colaboraci­ón con la policía propició el cierre de varios puntos de venta y redobló la tensión en Salvador

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