“Yo soy y quiero ser muy mujer también, como todos”
La historia de Dora Vivacqua, Luz de Fuego, la brasileña revolucionaria, bailarina, pionera del nudismo, guerrillera urbana, es tan magnética que no resulta extraño que Javier Montes quisiera fabular con ella.
Luz de Fuego es la novela inspirada por esa mujer explosiva que, además de autora de novelas malditas y fundadora de partidos políticos, apostó por una nueva conciencia sexual y medioambiental cuando nadie daba un duro por ello.
¿Recuerda la primera vez que oyó hablar de Dora Vivacqua (Luz de Fuego)?
Un día que viajaba en barco por la Bahía de Guanabara una viejecita pegó la hebra conmigo y me empezó a contar... Cuando pasamos a la altura de la isla desierta donde están las ruinas de la comunidad utópica de Dora se activaron mis alarmas de libro.
Como perfil de mujer rebelde, pistolón en ristre, parece más mexicana que brasileña.
Eso quizá sea un tópico anglosajón y hollywoodiense que podríamos revisar. Fue una mujer de acción pero también de ideas avanzadas. Las defendía con talento muy calculado y con golpes de efecto que escandalizaban a la sociedad del momento (y la de ahora).
En la Isla del Sol quiso establecer su mundo utópico.
La Isla del Sol fue el primer club naturista de América Latina, un experimento comunal. Con estatutos muy firmes. A finales de los 50 era un sitio cool, iban estrellas de cine. Jayne Mansfield no pudo desembarcar, regateó para quedarse solo en topless y la noticia corrió: ¡Había un sitio tan libertario que los codiciados pechos desnudos de Mansfield no bastaban para convencer!
El Brasil que vemos hoy no se parece en nada a ese paraíso de bossa nova y tropicalismo feliz… Brasil, como España, es un país bipolar. Oscila entre una enorme voluntad de modernidad e impulsos reaccionarios como el actual. Luz del Fuego representa todo lo que Bolsonaro y sus huestes odian. Pero la historia demuestra que los reaccionarios, aunque peligrosos, al final siempre pierden. Y así será en Brasil y aquí, ojalá que pronto.
¿En qué cosas podría considerarse pionera?
No fue feminista ortodoxa porque era una libertaria demasiado radical para encasillarse en nada. Pero demostró que una mujer podía descastarse, hacer lo que le viniera en real gana. ¡Se postuló como candidata a la presidencia del Brasil!
Arrojaron al mar su cuerpo lleno de piedras…
Fue un feminicidio que remachó una especie de lento asesinato cultural. Con el golpe de los sesenta, se crearon las condiciones para que su muerte, más trágica aún por absurda, a manos de unos asaltantes descerebrados, pudiera suceder.
¿Queda algún familiar con quien usted haya contactado?
A Luz del Fuego, que tuvo una intensa vida amorosa, nunca le interesó casarse o tener hijos. A falta de poder conocer a sus nietos, visité el serpentario de Sao Paulo donde quizá viven aún las nietas de las boas con las que bailaba y quería como a sus hijas… Su familia, adinerada, renegó de ella.
¿Qué le cuesta más de meterse en la cabeza de una mujer ?
Nada. Yo soy y quiero ser muy mujer también, como todo el mundo, lo sepan o no. Los conceptos de mujer y hombre son puro invento.
¿Si tuviera delante a Luz de Fuego qué pregunta le haría?
Qué piensa de nuestra sociedad, cómo ve los asuntos por los que luchó. Y me propondría como voluntario para alguna acción-relámpago de las suyas contra el Gobierno Bolsonaro, a ella le faltaría tiempo para tramarla.