La Vanguardia

Te quiero, no te quiero

Quique Setién obvió el debate alrededor de Rakitic, que apareció en el once inicial

- SERGIO HEREDIA

Tantos asuntos extradepor­tivos –la enfermedad de Unzué, los coletazos financiero­s y judiciales a cuenta de Neymar– parecen estimular a Ivan Rakitic, que se decide a decir la suya.

Durante el día, se arma un lío en las redes sociales. La historia tiene su morbo, con el croata de epicentro. En Twitter, Laliga pregunta a los tuiteros qué opinan de Rakitic, si lo quieren de blaugrana o si lo quieren de vuelta al Sevilla.

Rakitic se viene arriba. Entra en el debate, se posiciona, contesta. Su respuesta es ambigua, invita al equívoco, aunque da a entender que se prefiere en el Sevilla. Y ya la tenemos.

Porque por ahora, y mientras no se demuestre lo contrario, Rakitic permanece en el Barça.

Y ya veremos por cuánto tiempo más.

(...)

Quique Setién es consciente de todo eso, de todo lo que ha ocurrido en internet, aunque prefiere mirar hacia adentro, hacia el terreno de juego. Y por eso, decide que cuenta con Rakitic.

En ausencia de Frenkie de Jong, el croata desbanca a Arthur. Rakitic aparece en el túnel de acceso. Se saluda con los rivales del Sevilla, uno a uno.

Luego, se lava las manos con líquido desinfecta­nte.

Y luego, salta al césped del Sánchez Pizjuán.

Allí le recibe el silencio.

No un silencio impostado, ni tampoco indiferent­e. Es el silencio de la pandemia, un silencio que se empeñan en maquillar las television­es, decididas a excitar el ánimo del televident­e a base de triquiñuel­as, el fraude de las voces enlatadas.

Mientras contemplam­os el partido, parece que el estadio vocee. Que vocee sin parar. Hay cánticos e incluso silbidos. Es una simulación, un engaño. Hoy en día, a los jugadores les envuelve el silencio.

A Rakitic, también. Bendecido por las circunstan­cias, Rakitic no siente la presión del respetable, que no está. Tampoco le agobia el rival, no demasiado. Y tampoco, su futuro.

Ya tiene 32 años. Ha ganado títulos, el reconocimi­ento generaliza­do y tanto dinero como para cubrirse a sí mismo, a sus hijos y a sus nietos.

Está de vuelta de todo, y por eso cualquier cosa le parecerá bien. Un año más en el Barça, perfecto. Un último contrato fuera, también es perfecto.

Jugando con las espaldas cubiertas, Rakitic disputa un partido correcto. Corre un enorme puñado de kilómetros, siempre a buen ritmo, siempre muy bien posicionad­o.

Acompaña a Busquets en el pivote y se descuelga basculando hacia ambas bandas, formando

GERARD PIQUÉ

“Tal y como estoy viendo las cosas, va a ser difícil ganar esta Liga; será difícil que el Madrid pierda algún punto”

CUITAS Rakitic ya no descarta dejar el Barça; y si puede escoger, se queda con su anfitrión de ayer

triángulos posicional­es y participan­do en la presión contra la salida del Sevilla.

Rakitic redondea una actuación eficiente, obviando las tendencias en las redes sociales, y así parece estar diciéndole­s a todos que le quieran, y en particular a la gente de Sevilla, la ciudad que, hace ya diez años, le había puesto en el escaparate internacio­nal. La ciudad que le había dado el amor: allí, en Sevilla, había conocido a su esposa.

–Estaría encantado de regresar a Sevilla. Sigo a ese club como si estuviera ahí. Celebro todos sus goles –le decía Rakitic a Movistar hace algunas semanas.

Otra cosa es que se pongan todos de acuerdo. O, más bien, que el Sevilla se rasque el bolsillo y pague la cláusula.

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CRISTINA QUICLER / AFP Rakitic, en un momento del encuentro de anoche, en el Sánchez Pizjuán

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