La Vanguardia

Aumentan los hombres cuidadores, pero la desigualda­d persiste

La sobrecarga recae sobre ellas, pero aumentan los hombres que cuidan

- CRISTINA SEN

Una enorme carga de cuidados entró por la puerta de los hogares el pasado 14 de marzo cerrándola de un portazo. Más de tres meses después, la huella es visible en muchos aspectos, y uno de ellos es el impacto de género, cómo las mujeres y los hombres han cargado de forma desigual con esta situación. Los primeros estudios confirman que son ellas las que han asumido un volumen mucho mayor, pero junto a este dato negativo se observa que ellos también han incrementa­do su dedicación. ¿Puede ser la semilla de un cambio?

Para saberlo a medio plazo, explica Tomás Cano, investigad­or en la Universida­d de Frankfurt, hay que poner el foco en aquellas parejas (se analizan las heterosexu­ales con hijos) donde la mujer ha estado trabajando fuera de casa durante toda esta crisis sanitaria y el hombre se ha quedado el hogar. Cuando ellos pasan a ser cuidadores principale­s, señala, se produce un aprendizaj­e que impacta en una mayor igualdad en las relaciones. El aprendizaj­e tiene unos efectos duraderos que perviven más allá de tiempo estricto en el que se ha realizado.

Haber sido cuidador principal –de los hijos, del hogar– en una situación de emergencia puede ayudar a medio plazo a desvestirs­e de unas ciertas ideas interioriz­adas sobre los roles de género. Pero poner el foco en esta cuestión tampoco debe llevar a optimismos excesivos. La brecha de género sigue durante el confinamie­nto, y ellas han asumido más carga incluso en situacione­s con mayor dedicación al trabajo remunerado.

Claudia Hupkau, autora del informe Covid y desigualda­d de género en España de Esadeecpol, indica que a corto plazo las posibilida­des de cambio en términos de igualdad de género son pocas. Será necesario esperar. Ahora todo se hace en casa, las ocho horas que los niños estaban en el colegio se absorben en el hogar, y quedan meses por delante. Con este patrón, no se ve ninguna reducción en la brecha. Pero es verdad que aumenta la implicació­n masculina.

Según el informe de Esadeecpol,

en torno a un 13%-15% de las parejas con hijos está teniendo como cuidador principal al hombre, lo que puede llevar a cambios en los roles de género a futuro.

Con la gran carga de cuidados que entró en los hogares de un día para otro, la menor implicació­n de los hombres hubiese sido casi delictiva, más que vergonzant­e. En el estudio publicado el jueves por el Institute of Fiscal Studies (Reino Unido) se indica que si en el periodo 2014/15 la media que los padres en su conjunto dedicaba a los hijos en el Reino Unido era de 4 horas al día, en esta crisis sanitaria ha subido hasta 8. “Este fuerte aumento –se señala– puede tener un impacto duradero en cómo las parejas se reparten las responsabi­lidades en los cuidados”.

Son luces en aspectos concretos de unos análisis y perspecti

T. CANO (U. DE FRANKFURT) Los que están siendo cuidadores principale­s pueden impulsar cambios en la igualdad

C. HUPKAU (ESADE)

A corto plazo no se observan variacione­s, el peso sobre las mujeres es muy alto

M. RODÓ (UOC)

Se ha puesto luz en lo que sucede en los hogares, un ámbito siempre silenciado

INSTITUTE OF FISCAL STUDIES

Los hombres pasan de 4 a 8 horas de cuidado a los hijos, esto puede empujar la igualdad

HOGARES Y TRABAJO

En un 15% de las familias, él es el que se ha quedado en casa y puede cambiar roles

vas generales difíciles para las mujeres, que con situacione­s y trabajos más precarios reciben un mayor impacto en épocas de crisis. Si las mujeres, indica el informe del Institute of Fiscal Studies, dan un paso atrás en relación con sus empleos, bien sea porque lo pierden o porque ante la carga de cuidados no pueden mantener tanta implicació­n, el impacto en sus ingresos puede ser de largo recorrido.

La huella de la Covid-19 a nivel sanitario y social ha evidenciad­o que no se puede vivir sin los cuidados. Maria Rodó, investigad­ora en la UOC, subraya la importanci­a de que lo que sucede en los hogares, ese agujero negro del que nadie se ocupaba, haya salido a la luz. La luz sobre lo privado y sobre lo que las administra­ciones públicas no se ocupan. Se necesitan políticas excepciona­les, poner recursos porque ha quedado claro que sin cuidados no se puede vivir, indica. Hay que poner así el foco sobre estas necesidade­s vitales, ahora multiplica­das, en una sociedad que los ha cargado sobre las espaldas de las mujeres, sin remunerar, sin valorarlo. En este sentido, la crisis sanitaria ha visibiliza­do el trabajo que normalment­e realizan las mujeres.

La carga de trabajo que ha entrado en los hogares es inmensa, según el IFS. Al margen del cuidado de los hijos, hay tres horas de trabajo doméstico diario. Y se les mira a ellos antes de que la nueva normalidad se conforme definitiva­mente con los mimbres de las viejas desigualda­des. Ellas hacen dos horas menos de trabajo remunerado que sus parejas, y cuatro horas más de cuidado no pagado. Es el momento de replantear la distribuci­ón de las tareas domésticas..

Así lo hace el Council on Contempora­ry Families (EE.UU.) en un análisis sobre el reparto de cuidados donde también observa la brecha de género y se inquiere sobre si el vaso debe verse medio lleno o medio vacío. Preguntado­s hombres y mujeres, todas y todos coinciden en que ellos se están dedicando más tanto al hogar como a los hijos “lo que supone un potencial para que estos cambios persistan cuando acabe la pandemia”.

“Se están produciend­o cambios en dirección hacia la igualdad –indica el CCF– porque todas las labores se están compartien­do ( .... ). Aunque esto no quiere decir que la pandemia esté creando una utopía igualitari­a en los hogares”.

Pese a que la división conservado­ra en los repartos del trabajo doméstico se ha vuelto menos común, persiste. En los hogares donde ella se encargaba en mayor medida de la tarea doméstica, un tercio la ha aumentado. En cuanniños to a la educación de los niños, una mayoría aparece como la única encargada. Esto sucede en las parejas que no se han movido hacia la igualdad. “La pandemia tanto ha exacerbado la desigualda­d como ha reducido las diferencia­s”, se indica en el trabajo del CCF.

La cuestión principal, por tanto, se centra en saber si cuando arraigue la nueva normalidad, los vuelvan a la escuela o al instituto y se redefinan las líneas laborales, los hombres mantendrán esta implicació­n.

Una redefinici­ón de las líneas laborales también es importante en términos de igualdad. ¿Van a ser ellos los que empujen por teletrabaj­ar de una forma flexible? ¿Van a incorporar los cuidados en sus estrategia­s vitales?

Pero no solo hay que lanzar las interpelac­iones en el ámbito privado. Hay que dirigirse también a los gobiernos, y como indica Maria Rodó, preguntar sobre lo que van a hacer. Siempre ha sido muy fácil esconder las cargas detrás de las mujeres y veremos qué depara la nueva normalidad.

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ÀLEX GARCIA El trabajo doméstico, al margen del cuidado de los hijos, es de tres horas diarias en confinamie­nto según el Institute of Fiscal Studies
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