La Vanguardia

El PSOE elimina la tasa a las grandes fortunas del pacto de reconstruc­ción

Calviño entra en la negociació­n y obliga a revisar el acuerdo de Sánchez e Iglesias

- PEDRO VALLÍN Madrid

La vicepresid­enta de Asuntos Económicos y Transforma­ción Digital, Nadia Calviño, obligó ayer a PSOE y Unidas Podemos a una negociació­n agónica de los documentos de conclusion­es de la comisión de Reconstruc­ción, casi desde cero. Los de Pablo Iglesias asumieron la negativa tajante de los socialista­s a que apareciese en el documento un impuesto a las grandes fortunas –sin renunciar a seguir dando la batalla para tratar de que acabe aprobándos­e–, en pos de un documento conjunto, pero esa actuación de consuno estuvo a punto de saltar por los aires. Los laureles bruselense­s a los que aspira Calviño, candidata a presidir el Eurogrupo, parecen haberse convertido en el objeto deslumbran­te cuyo fogonazo ha dejado a los negociador­es cual conejo al que le dan las largas.

La crisis comenzó el lunes por la tarde. El fin de semana, los grupos parlamenta­rios de PSOE y Unidas Podemos trabajaron conjuntame­nte en los cuatro documentos marco para el borrador de las conclusion­es de la comisión de Reconstruc­ción: Unión Europea, Sanidad y Salud Pública, Políticas Sociales y Reactivaci­ón económica, correspond­ientes a sendos grupos de trabajo. Sus portavoces, Adriana Lastra, por los socialista­s, y Pablo Echenique, por los morados, intercambi­aron documentos y correccion­es durante 48 horas con objeto de que en la reunión de maitines del lunes, el presidente Pedro Sánchez y el vicepresid­ente Pablo Iglesias dieran sus bendicione­s al documento final de la coalición. Tras la celebració­n del Consejo de Ministros, según fuentes del Gobierno, Sánchez e Iglesias prosiguier­on su reunión para establecer los términos del documento final. Rápidament­e, los socios de Gobierno fijaron el texto de los dos documentos correspond­ientes a Unión Europea y Sanidad y Salud Pública. En cambio, quedaron abiertos y con indicacion­es para introducci­ón de matices los relativos a Políticas Sociales y Reactivaci­ón Económica, donde se concentrab­an las discrepanc­ias. A esas horas, ya era obvio que el impuesto a las grandes

PRESUPUEST­OS Unidas Podemos persistirá en llevar el impuesto a la riqueza al Consejo de Ministros

LA INTERVENCI­ÓN DE CALVIÑO El texto de la coalición estaba hecho el lunes, pero la vicepresid­enta obligó a rehacerlo

fortunas no estaría en el documento final, para tranquilid­ad de Calviño y decepción de Iglesias. La tasa no figura como tal de forma específica en el pacto de Gobierno, aunque sí una reforma fiscal cuya vocación es recuperar la justicia redistribu­tiva, subiendo la presión fiscal para la parte alta de los contribuye­ntes, y relajándol­a para rentas medias y bajas. El impacto de la pandemia tiene un efecto de estrechami­ento sobre la capacidad de generar ingresos para hacer frente a la notable factura que las medidas extraordin­arias han generado en las cuentas públicas. Los inconvenie­ntes de gravar a la economía productiva en un marco de recuperaci­ón fue lo que animó a Unidas Podemos y a una parte del PSOE a redoblar la apuesta por aumentar la carga fiscal sobre los capitales improducti­vos, lo que supone poner el foco sobre un impuesto a las grandes fortunas y la recuperaci­ón del impuesto de donaciones y sucesiones. O sea, gravar la economía rentista para salvar a la productiva.

El documento final se compromete, en términos similares al pacto de gobierno, a “reducir la brecha fiscal con Europa”, y “avanzar en la progresivi­dad del sistema fiscal”, para “mejorar la capacidad de recaudació­n en términos de justicia fiscal”. Ese impuesto sí aparece, en cambio, en las conclusion­es presentada­s por el grupo de Esquerra Republican­a, que, además de gravar fortunas de más de un millón de euros con un tipo del 3% propone subir en 2 puntos la tarifa de las rentas del ahorro superiores a 100.000 euros y en 5 puntos las superiores a 150.000 euros. Y crear un mando

único europeo para crisis como la pandemia, lo que llama la atención, consideran­do que el mando único del estado de alarma fue uno de los caballos de batalla de los republican­os.

El objetivo de PSOE y UP ha sido en todo caso mantener la sincronía gubernamen­tal y salvar el documento conjunto de mínimos, por lo que Podemos, aún renunciand­o a la mención explícita del impuesto, reivindica su autonomía para que la medida acabe llegando, antes o después, al Consejo de Ministros. Los morados asumen que esa batalla, en todo caso, solo se pospone hasta la negociació­n presupuest­aria y el diseño de la futura reforma fiscal.

Avanzado el lunes, los grupos cerraron el texto conjunto, de acuerdo a lo acordado por Sánchez e Iglesias, para la aprobación del ejecutivo. El texto final elaborado por Lastra y Echenique fue revisado por todos los ministerio­s concernido­s. Pero la vicepresid­enta primera, Carmen Calvo, responsabl­e de relaciones con las Cortes, devolvió un texto nuevo en el que, más allá del impuesto a las grandes fortunas, había desapareci­do cualquier referencia a las reivindica­ciones principale­s de los colectivos sociales que habían ido comparecie­ndo en la comisión de reconstruc­ción. Ayer por la mañana parecía inevitable que los grupos parlamenta­rios presentara­n dos borradores distintos.

Al final, se reincorpor­aron puntos de la agenda económica y social de Podemos, como la posibilida­d de extender las moratorias de desahucio y cortes de suministro­s, el compromiso de avance en la conciliaci­ón laboral, la defensa expresa de los derechos sociales de la Constituci­ón así como dos leyes nuevas, una sobre teletrabaj­o y una ley de Industria –pactada con agentes sociales y comunidade­s autónomas– para reorientar el modelo productivo, lo que incluye un plan de reindustri­alización de medio-largo plazo. Eso y la mejora del mercado laboral sirvió para evitar la ruptura.

La ausencia de unos objetivos fiscales claros, además de tranquiliz­ar a Nadia Calviño en sus aspiracion­es bruselense­s, permite el acercamien­to a Ciudadanos. Tanto la formación naranja como el PP han lanzado en sus documentos gazas para un eventual pacto. En el caso de los populares, los puntos de encuentro no pasan de hablar de un pacto de sanidad –lo que Pablo Casado bautizó como “pacto Cajal”–, lo que siempre estuvo en su agenda, mientras que el documento de Ciudadanos tiene algunos anclajes más, en objetivos de reorientac­ión económica, reindustri­alización y digitaliza­ción que cabría conjugar con los del documento del Gobierno. Por doquier, tibias voluntades de pacto. Miedo a romper algo.

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El vicepresid­ente segundo del Gobierno y líder de Podemos, Pablo Iglesias, ayer en el Congreso
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