El hotel Ritz pidió la escultura
Decir Vallmitjana es decir escultura, aunque exige precisar. Y es que citar solo el apellido resulta insuficiente: no hubo un Vallmitjana, ni dos, sino ¡tres!
Fueron dos hermanos: Venanci (1826) y Agapit (1833); ambos eran escultores y durante bastante tiempo trabajaron juntos, hasta el extremo de que en ciertas obras no podía ser diferenciada la autoría al ser el resultado del trabajo a cuatro manos, lo que se solucionaba así: Germans Vallmitjana. Luego se complicó un tanto al aparecer otro Venanci Vallmitjana (1860) escultor, su hijo, lo que obligó a incorporar los segundos apellidos: Barbany (padre) y Abarca.
Los hermanos habían iniciado su destreza y pasión escultóricas al principiar de bien jóvenes a modelar con los dedos lo que tenían más a mano: la cera que había en el obrador de velas que poseía el padre. Tuvieron la fortuna de ser alumnos del gran artista Damià Campeny, quien había emprendido aquí la reforma moderna de este arte, línea a la cual ellos se sumaron con no poco acierto.
En 1913 Agapit Vallmitjana recibió el encargo municipal de emplazar en el centro de la Gran Via y a la altura de Bruc una obra que había presentado ya en 1898 en la Exposición de Bellas Artes.
Se trataba de un lugar arriesgado y sorprendente. La prueba es que en aquel entonces entre las plazas Espanya y Tetuán, la Gran Via seguía un trazado rectilíneo y abierto de par en par. Cabe preguntarse el motivo de la elección. Sospecho que a buen seguro estaba relacionado con el cambio anunciado en la plaza tan próxima.
Y es que importa tener presente que hacía poco, en 1910, se había allí celebrado una ceremonia destinada a cambiarle de forma notable un espacio en el que mandaba el anonimato. Se trataba de la solemne colocación de la primera piedra de un gran monumento a la memoria de los voluntarios catalanes en la guerra de África.
Tenido esto en cuenta, se puede interpretar el alzamiento de la escultura de Vallmitjana
a la altura de la calle Bruc como un acercamiento artístico iniciático.
Lo cierto fue que ambos proyectos habían quedado en suspenso, y lo único que se mantuvo fue el nombre de Tetuán.
En 1919 había sido inaugurado el Ritz, con la pretensión de ser el hotel de mayor categoría de Barcelona. Fue entonces cuando pidieron alzar la fuente monumental presidida por la mencionada escultura de Vallmitjana, pero ante su puerta principal.
La propuesta era incluso más razonable, lo que favoreció llevarla a cabo de inmediato, pero con una condición exigida por los meapilas de turno: que el escultor le cincelara a la atractiva figura que encarnaba a la Diana cazadora un ropaje que ocultara una desnudez juzgada tan provocativa. Se inauguró el 12 de diciembre de aquel mismo año, unos meses antes de la muerte del artista.
Esta fuente monumental atrajo a Dora Maar, futura compañera de Picasso, quien en 1934 le dedicó una fotografía enriquecida con una brutal e imaginativa manipulación surrealista que la dejó irreconocible.
El artista fue obligado a cubrir la desnudez de la figura con una vestimenta