EE.UU. pagó 1.400 millones de dólares en estímulos a 1,1 millones de muertos
El presidente Donald Trump sostiene que las próximas elecciones “serán las más corruptas de la historia” por la posibilidad del crecimiento del voto por correo.
Ese incremento se explica por la propagación del coronavirus y la precaución de muchos de evitar lugares concurridos. En cambio Trump observa en esa nueva situación (en realidad fomenta la participación) una excusa para encubrir una derrota, haciendo crecer la conspiración de que esos votos por correo esconden a inmigrantes indocumentados o a personas ya fallecidas.
En uno de esos giros sorprendentes del destino, la Administración Trump se ha convertido en víctima de su propia denuncia.
El Gobierno federal ha enviado pagos de estímulos económicos a alrededor de 1,1 millones de ciudadanos fallecidos. El total asciende a 1.400 millones de dólares, según certificó el organismo independiente del Congreso que supervisa las cuentas del Ejecutivo. Esos pagos ascendían individualmente a 1.200 dólares, muchos realizados con talones en los que el presidente Trump estampó su firma para dejar constancia.
El Departamento del Tesoro, trabajando conjuntamente con el IRS –la Hacienda estadounidense– repartió cerca de 270.000 millones para ayudar a los ciudadanos que sufrían la devastación laboral de la Covid-19 a causa del cierre de los negocios.
Los pagos indebidos son el reflejo del despilfarro que el Gobierno practicó por las prisas para una rápida estabilización de la economía, así como para lograr un impacto mediático.
“Las agencias afrontaron dificultades a la hora de distribuir los pagos a ciertas personas y encararon un riesgo adicional relacionado con pagos indebidos a individuos no cualificados, como los muertos, y el fraude”, señala el informe de ese organismo de control. En este documento se indica que si bien el IRS utiliza el registro de muertos para prevenir abonos incorrectos, en esta ocasión se obvió esta consulta en las tres primeras rondas.
Ni el IRS ni el Tesoro se sirvieron del “registro de fallecidos para parar el pago a difuntos”, remarcó el informe. Sostiene que esto se debió a una interpretación de la ley, por la que el IRS carece de autoridad para denegar pagos a aquellos que tuvieron retornos por su declaración del 2019, “incluso si ya han muerto en el momento del reembolso”. Este organismo de control ofrece una serie de recomendaciones para poder verificar que los pagos llegan a los vivos.