La Vanguardia

Cuenta atrás para el tercer grado de los presos del 1-O

La situación penitencia­ria se revisará en los próximos días

- TONI MUÑOZ

Las cárceles anunciarán en los próximos días si conceden el tercer grado (régimen de semilibert­ad) a los presos del procés, o bien los mantienen en el segundo. El procedimie­nto establece que una vez han pasado seis meses desde la primera clasificac­ión esta debe ser revisada.

El plazo vence el próximo 9 de julio. Solo hay dos escenarios posibles: que los presos sigan en segundo grado, como hasta ahora, beneficián­dose de las salidas diarias para ir a trabajar en virtud de la aplicación del artículo 100.2 del reglamento penitencia­rio, o que se les conceda un tercer grado que implicaría que irían a dormir a la cárcel o a un centro abierto y pasarían los fines de semana en casa con sus familias.

Para que empezara a ejecutarse no valdría con la propuesta de las cárceles –que probableme­nte se conocerá la semana que viene–, sino que antes la debería ratificar la Generalita­t, en concreto la secretaría de Mesures Penals de la Conselleri­a de Justicia, en manos de ERC. Solo en un 5% de los casos, la Generalita­t modifica la propuesta de las cárceles.

Existe incluso la posibilida­d para los presos de que puedan ir cada día a dormir a sus casas si se les aplica el artículo 86.4, una medida que la dirección de prisiones de Catalunya ha fomentado durante la emergencia del coronaviru­s para aligerar el número de internos de los centros penitencia­rios y rebajar el riesgo de contagio. De hecho, un 85% de los internos clasificad­os en semilibert­ad duerme en su casa en vez de en la cárcel desde que se decretó la emergencia sanitaria. En el caso de los presos del procés, no sería de aplicación inmediata. Primero, debería aprobarse su tercer grado y luego las cárceles deberían proponer aplicarles el 86.4.

Sobre la clasificac­ión en tercer grado podría llegar a pronunciar­se el Tribunal Supremo (TS). La ley establece que el tribunal sentenciad­or puede decidir en última instancia si revoca o mantiene una determinad­a clasificac­ión siempre y cuando la Fiscalía presente un recurso, una posibilida­d de la que nadie duda vista la férrea oposición mostrada por el ministerio público respecto a las salidas de los presos del 1-O, a quienes acusa de beneficiar­se de un tercer grado encubierto con el 100.2.

Las circunstan­cias, sin embargo, favorecen a los internos independen­tistas. Algunos, como los Jordis, han superado una cuarta parte de la condena –aunque no hace falta haber rebasado este plazo para lograr un tercer grado– y todos se han sometido a un 100.2 que ha sido avalado por los jueces de vigilancia penitencia­ria e incluso, en el caso de Cuixart, por la Audiencia de Barcelona.

El TS evitó fijar un tiempo obligatori­o de encarcelam­iento en la sentencia del procés, y los jueces de vigilancia lo recuerdan en sus autos cada vez que deniegan los recursos de la Fiscalía contra el 100.2. Ahora bien, el Supremo tiene desde esta semana la posibilida­d de limitar el 100.2 de Carme Forcadell, y por ende del resto de presos, después de que un juez de vigilancia de Lleida solicitó su revisión, aunque el órgano competente es la Audiencia. La pelota del 100.2 y de un eventual tercer grado estará tarde o temprano en el tejado del Supremo.

Un 85% de los internos clasificad­os en semilibert­ad duerme en su casa por la crisis sanitaria

 ?? SUSANNA SÁEZ / EFE ?? Jordi Sànchez y Josep Rull saliendo de la cárcel de Lledoners para trabajar y hacer voluntaria­do
SUSANNA SÁEZ / EFE Jordi Sànchez y Josep Rull saliendo de la cárcel de Lledoners para trabajar y hacer voluntaria­do

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