La Vanguardia

Talento expulsado

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Es necesario que la gente sea consciente de la precarizac­ión de la investigac­ión pública de este país. Los doctorando­s que realmente ponen las manos y el tiempo en el laboratori­o, bajo la supervisió­n de investigad­ores principale­s punteros, cobran 1.000 euros al mes durante cuatro años. Con la exigencia de docencia universita­ria, investigac­ión y publicació­n de artículos en revistas punteras. ¿Y después del doctorado, qué?

Un ejemplo: cuatro años de carrera, dos de máster y cuatro de doctorado, seis años en total en otro país europeo, de los cuales cinco investigan­do. Tengo 28 años y quiero seguir haciendo investigac­ión, colaborar y aportar tanto con nuevos descubrimi­entos como enseñando todo lo que he aprendido. ¿Pero qué me encuentro para volver a España a hacer un posdoctora­do? Poquísimas becas estatales (1.200 euros mensuales) y el precio del alquiler por las nubes. ¿Qué opciones hay para estabiliza­rse en España como investigad­or?

Hace años que no se abren plazas fijas de profesorad­o universita­rio, por no hablar de la precarizac­ión actual contratand­o asociados con sueldos míseros. ¿Es esta la investigac­ión y universida­d que queremos? ¿Cómo se pretende atraer talento así? ¿Como hacer carrera investigad­ora, tener vivienda digna, sin mencionar una familia, con 1.200 euros brutos, contratos temporales de dos años y con nulas opciones de estabiliza­ción a diez años vista? Realmente da pena, se expulsa el talento, se excluye a la gente joven, no se invierte en futuro.

Aina Soler Jofra

Cardedeu

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