La subasta de los locales del frente marítimo indigna a los vecinos
La intención del Gobierno central de subastar los locales de ocio del frente marítimo a partir de septiembre y su predisposición a que se mantengan allí las mismas actividades económicas están desatando la indignación de muchos vecinos de la Barceloneta y la villa olímpica. Las asociaciones de ambos barrios confiaban en que el Estado cediera la gestión de estos terrenos al Ayuntamiento, y que así la ciudad pudiera replantearse los usos de esta zona.
“La subasta es la peor solución –lamenta Manel Martínez, de la asociación de la Barceloneta– ¡una estafa! veremos quién se queda los locales. Lo único que está claro es que continuaremos sufriendo una excesiva concentración de ocio nocturno. Apostamos por un proceso participativo para que entre todos decidamos qué equipamientos se ponen allí”. “No esperábamos esta decisión –añade Jordi Giró, de la asociación de la villa olímpica–. Hace más de un año que la Delegación del Gobierno nos aseguró que el Estado nos escucharía... Todo esto ea una falta de respeto a la ciudadanía. Al final vamos a sufrir un verano tan malo como el anterior”. Las entidades ya planean protestas.
El asunto se remonta a 1989. Entonces el Estado otorgó la concesión administrativa de 470.000 m2 de litoral a fin de que los Juegos del 92 se hicieran realidad. Aquí se hallan unos 40 negocios, la mayoría restaurantes, y también, en el paseo Marítim,
Entidades de la villa olímpica y la Barceloneta querían que el Estado cediera el terreno a la ciudad
varias discotecas. Aquella concesión acabó en junio del 2019. El gobierno de Colau planeó entonces reducir el ocio nocturno y transformar la zona con equipamientos. Pero el Estado concedió un año de alquiler a los empresarios, una prórroga que termina ahora. Los empresarios que ven peligrar la viabilidad de sus establecimientos y miles de trabajadores que temen perder sus empleos son la otra cara de este embrollo administrativo.