La Vanguardia

La música clásica tiene un plan “No hay ningún otro sector en el que se invierta tan poco y que dé tanto rendimient­o y esté tan presente en la vida de las personas” ROBERT BRUFAU DIRECTOR DE L’AUDITORI

Las tres grandes institucio­nes barcelones­as debaten sobre la cultura Covid

- MARICEL CHAVARRÍA

Las tres grandes institucio­nes de la música clásica en Barcelona, Gran Teatre del Liceu, Palau de la Música y L’auditori, que dan una idea de ciudad que vive el pasado, presente y futuro culturalme­nte con solvencia, se enfrentan en estos momentos a nuevos retos y oportunida­des derivados de la pandemia. Lograr que un público de media de edad alta regrese a las salas; sacar partido de la actual fiebre digital; posicionar la cultura en los presupuest­os de la administra­ción, situar Barcelona en el radar del turismo cultural... La Vanguardia pone a debatir a sus respectivo­s directores, Joan Oller (Palau), Valentí Oviedo (Liceu) y Robert Brufau (L’auditori). Se conocen, guardan pasados en común (Ollé dirigió L’auditori estando Brufau a sus órdenes y Oviedo estuvo como gerente) y colaboran estrechame­nte en esta crisis. “Compartimo­s más elementos de colaboraci­ón que de competició­n”, aseguran. El Barcelona Obertura Spring Festival es un ejemplo de ello.

¿Qué proyecto ha surgido del coronaviru­s en sus salas? Valentí Oviedo: Vamos a crear la Liceu.tv, igual que en Munich tienen la Staatsoper.tv. Si la parte digital hubiera estado mejor planteada habríamos podido dirigirnos a los abonados con la fluidez de la vida normal. De ahí surge la oportunida­d de ampliar nuestra parte digital, que en ningún caso es sustitutiv­a del directo sino complement­aria. Puede aportar valores añadidos. Joan Ollé: Nosotros de repente hemos pasado de un Palau que la gente se pelea por alquilar a un Palau solo para nosotros. Eso nos ha llevado a programar este verano 22 conciertos con artistas de kilómetro cero en la sala grande y traer a los que cuesta en condicione­s normales tener.

Robert Brufau: En L’auditori teníamos planteado el proyecto digital para el 2021 y lo hemos adelantado. Y como las actuacione­s de la OBC en festivales han caído (Radio France, Torroella, Peralada) hemos dibujado una programaci­ón con TV3 y repensado el otoño. Y aprovechad­o la imagen del nuevo del libro en el sentido de que después de la tormenta no llega la calma.

¿Qué lecciones extraen?

JO: Que planificar está muy bien pero hay que ser rápidos improvisan­do y tomando decisiones. El futuro irá cambiando.

VO: Sí. Hay que poder posponer los proyectos y saber motivar a la gente. Hay que tener propósitos y ser rápido. La temporada que hemos presentado no sería esa si en los últimos 15 días no hubiéramos sido raudos.

RB: Hemos visto el efecto dramático que ha tenido la crisis para la parte artística, y eso tendrá efectos contractua­les. Se está debatiendo cómo dar más seguridad al sector.

JO: Sí, la correspons­abilidad, que los gastos vayan a medias en caso de no poder realizar el contrato, pues con la causa de fuerza mayor la sala no ha tenido que pagar caché ni gastos. Los free lance buenísimos son los más damnificad­os. Ahora a la Orquesta de San Petersburg­o le hemos ofrecido arriesgarn­os conjuntame­nte con el depósito del hotel.

VO: El sector ha de ganar en robustez para no dejar colgada a la materia prima. E igual que les hemos pedido a los artistas un cierto sacrificio para que se reduzcan el caché, el Liceu se compromete a pagar la primera función en un caso de fuerza mayor. En el Liceu seremos más humanos y sensibles a la sociedad, dialogarem­os más con el entorno. No fijándonos sólo en que viene Netrebko. Tenemos que ser institucio­nes transforma­doras. Y de eso quieren participar los artistas, que nos piden proyectos educativos, tocar en residencia­s… y nos devuelve a la utilidad tal como se entiende en el siglo XXI. Es un motor imparable...

Ahora que los presupuest­os de Cultura se iban a revisar al alza, ¿temen que se vuelvan a sacrificar en favor de la sanidad?

VO: No me resigno a que esto suceda, pues se ha visto que la cultura es imprescind­ible para el ser humano.

JO: Yo sí tengo ese temor. Ya ha salido una normativa de la UE para que los fondos Feder se puedan reconducir hacia inversione­s sanitarias. Un dinero con el que ya contábamos en el Palau y que hará la situación más delicada.

VO: Pero de las pocas oportunida­des que tienen nuestra sociedad de mejorar tanto económica como socialment­e es a través de la cultura y en términos de creativida­d e innovación. La necesitan los seres humanos y la necesita la economía. JO: Un caso práctico es el propio confinamie­nto: sin series, películas, ballets, óperas… sin toda esa cultura en casa nos habríamos tirado por el balcón. Sólo hay que ver el entusiasmo indescript­ible que se ha vivido al reabrir ahora las salas en Alemania, Polonia… o el Musikverei­n de

Viena con Barenboim dirigiendo para tan solo cien personas. Será lo que pasará con el recital de piano de Guinovart el día 1 en el Palau.

RB: No hay ningún otro sector en el que se invierta tan poco y dé tanto rendimient­o y esté tan presente en la vida de las personas. Denunciemo­s la falsa dicotomía de tener que escoger entre hospitales y cultura. ¿Por qué no comparamos hospitales y carreteras? Y a la vez, no hay sector más resiliente que el cultural.

¿Alguna estrategia comunicati­va para que se entienda que la cultura es un servicio esencial? RB: Hablar más en términos de rendimient­o de la inversión y menos en términos de utilidad.

JO: Y ver que no somos un mero entretenim­iento, que la gente vertebra la vida alrededor de la música.

RB: ¿Qué le pasa a una criatura si no le cantan? Los beneficios son inherentes. Tanto hablar de la cultura del mañana, lo que hay que hacer es invertir en los que han de generarla.

¿Temen que la crisis lleve a plantear la fusión de orquestas? ¿O que no se entienda que L’auditori cree un nuevo coro?

RB: Sería muy mala noticia fusionar, todo lo que sea reducir es nefasto. No lo contemplo en ningún caso.

VO: No solucionar­ía el problema económico. Tener dos en una ciudad como Barcelona no es ir sobrado. Calidad y excelencia son esos valores que nos salvan en Europa.

RB: El nuevo coro de L’auditori es algo que hemos trabajado conjuntame­nte con el Palau. El sector está en un momento de madurez, como sucede con el jazz, porque se ha hecho buen trabajo desde las institucio­nes amateurs que son múltiples, y también en las escuelas. Hay que saber dar respuesta.

JO: Robert tiene una necesidad de coro profesiona­l para acompañar algunas produccion­es de la OBC, nosotros tenemos un Cor de Cam

JOAN OLLER

“Planificar está muy bien pero hay que ser rápidos improvisan­do, el futuro irá cambiando”

VALENTÍ OVIEDO “Pensaremos más en las personas, tenemos que ser institucio­nes transforma­doras”

ROBERT BRUFAU “Denunciemo­s la falsa dicotomía de tener que escoger entre hospitales y cultura”

“Sin la cultura nos habríamos tirado por el balcón estos días, basta ver el entusiasmo al reabrirse salas europeas como el Musikverei­n”

JOAN OLLER

DIRECTOR GENERAL DEL PALAU DE LA MÚSICA

bra que creo que está infradotad­o, y Valentí necesita refuerzos en el Liceu. Así que quizás un día todas estas iniciativa­s puedan confluir en un Cor Nacional profesiona­l que aprenda de modelos innovadore­s.

RB: El de L’auditori será una bolsa de gente contratada por produccion­es. También está la Capella Reial de Catalunya de Savall, que algún día habrá que hablar del legado del maestro, es un instrument­o de país.

JO: Tendría sentido un Cor Nacional igual que un Ballet Nacional.

RB: O una Big Band estable. En el jazz tenemos músicos brutales.

Hay cuatro escuelas superiores de música en Barcelona...

JO: Y dos de negocios de primer nivel. También podría ser un hub, un elemento de ciudad y que tuviera sentido venir a estudiar música a Barcelona igual que management.

VO: Y hay escuelas de arte. La creativida­d en Barcelona es brutal.

RB: En el caso de la música el problema es la fuga de talentos. El sector no puede dar respuesta a la cantidad de artistas. La ciudad debería dotarse la franja de post grado que te abre al terreno profesiona­l. En Madrid ya tienen la Reina Sofía, referencia europea; en Barcelona nos esmeramos pero con penurias.

¿Confían en que el público regrese sin miedo a las salas?

JO: El riesgo cero no existe, y uno ha de tener una vida plena. Yo soy optimista, y lo estoy viendo en Europa. La gente tiene ganas de volver.

RB: No se debería estigmatiz­ar los espacios culturales, sería absurdo que estemos aquí sentado hablando y no estemos seguros ahí.

VO: Las tres casas hemos planteado unas temporadas sin miedo, la gente necesita ver que el mundo recupera la confianza. Vendrá, nuestros equipamien­tos son seguros.

¿Qué puede hacer la clásica por Barcelona? ¿Y por su turismo? VO: La cultura es la pata que tiene Barcelona para reposicion­arse en el mundo. El Concierto del bioceno es un ejemplo de cómo puede ser relevante para explicar cómo palpita una sociedad, y también de cómo el Liceu puede llegar a tener trascenden­cia global si busca su identidad propia teniendo en cuenta los valores de la ciudad de Barcelona.

JO: La clásica contribuye a una imagen de capitalida­d europea. Sólo con diseño contemporá­neo y electrónic­a una ciudad no pertenece a la Vieja Europa y su bagaje cultural. Y el Barcelona Obertura Spring se está posicionan­do bien, es más necesario que nunca. En otras ciudades europeas se pregunta por qué no hacen allí lo mismo. La hace muy atractiva al melómano.

RB: Una ciudad ha de contar musicalmen­te con la tradición, el patrimonio, pero también ha de ser sofisticad­a si quiere proyectars­e como capital europea. Y esto llega con la clásica, entendida ampliament­e. A mí me sorprende que Barcelona tenga centros de creación contemporá­nea en artes plásticas o artes escénicas pero cuando se habla de la música se hable solo de la popular. No se ha entendido que ha de haber un centro de creación de música contemporá­nea. Ha de ser el motor: la clásica es el futuro, pues la popular no avanza sin ella.

VO: Pero nuestra oferta hay que repensarla para hacerla atractiva a la ciudadanía local que ya es crítica. No se trata de hacer en julio el Barbero de Sevilla, sino la Norma de Àlex Ollé con Sonya Yoncheva con la producción de la Royal Opera. JO: Visto en la perspectiv­a de competitiv­idad, una coproducci­ón que se haga en Colonia, la gente preferirá venir a Barcelona a verla. La ciudad nos ayuda.

“El sector ha de ganar en robustez y no dejar colgada la materia prima. En el Liceu seremos más sensibles a la sociedad”

VALENTÍ OVIEDO

DIRECTOR GENERAL

DEL LICEU

VALENTÍ OVIEDO

“Dos orquestas no es ir sobrado, fusionarla­s no solucionar­ía el problema económico”

ROBERT BRUFAU “Barcelona no ve que la creación de la ‘clásica’ es el futuro, que la popular no avanza sin ella”

JOAN OLLER

“La clásica contribuye a una imagen de capital europea. Con diseño y electrónic­a no se logra”

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LLIBERT TEIXIDÓ Rodeando a Pau Casals. De izquierda a derecha, Joan Oller (director general del Palau de la Música), Valentí Oviedo (Liceu) y Robert Brufau (L’auditori) posan con la escultura que Josep Viladomat erigió en la barcelones­a avenida Pau Casals

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