La Vanguardia

Ya casi nadie cree

El Espanyol solo se aferra a unas matemática­s muy complejas

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Con toda la portería para él. Solo tenía que empujar el balón. Pero, incomprens­iblemente, no fue gol. Wu Lei, en el último tramo del partido ante el Betis, falló una ocasión clamorosa. El Espanyol solo habría sumado un punto. Un punto que quizá no le habría servido de mucho. Pero ese remate a placer, esa acción que todo el mundo veía dentro y que no entró, sirve como metáfora de la situación del Espanyol. Una auténtica calamidad. Último, a ocho puntos de la zona de la salvación, que marca el Eibar. Último y hundido, como toda la temporada. Solo en una jornada ha estado fuera del descenso. Solo el Leganés ha metido menos goles (23 por 26 los españolist­as) y en cambio con 50 tantos encajados. Ni en una área ni en la otra.

El Espanyol es el único equipo de Primera en el que ningún futbolista ha superado los cuatro goles y así es muy difícil, por no decir imposible, salvar la categoría.

El efecto Abelardo, que tanto ilusionó a su llegada con tres partidos sin perder, se ha difuminado. La leve reacción del Espanyol, que ganó y empató en sus dos primeros partidos tras el confinamie­nto, también se ha ido por el sumidero. Todavía quedan 21 puntos en juego. Matemática­mente el milagro es posible, pero la fe cotiza muy bajo. “Hemos de seguir luchando, no nos queda otra”, apunta Abelardo.

Pero la situación pesa como una losa y el calendario es complejo, especialme­nte porque el Espanyol tendría que empezar a sumar victoria tras victoria. Empezando por el partido de mañana en Cornellà ante el Real Madrid. Un rival que se le ha dado fatal en los precedente­s más cercanos al Espanyol. Los blanquiazu­les solo han arañado 4 de los últimos 30 puntos ante los madridista­s.

Un año después de rubricar la mejor campaña en mucho tiempo, con un séptimo puesto que llevó a Europa al equipo, el club ya ve asomar un fantasma del descenso cada vez más grande.

La inversión del propietari­o, Chen Yansheng, en el mercado de invierno fue suculenta para lo que se estilaba en la entidad. 40 millones de euros para fichar a Raúl de Tomàs, Cabrera o Embarba y para intentar mantener la categoría. De Tomàs se convirtió rápidament­e en el gran faro de la esperanza pero los problemas físicos le han lastrado justo cuando más lo necesitaba el Espanyol.

Al equipo blanquiazu­l todavía le resta visitar el Camp Nou. Hay muchos pericos que cruzan los dedos para que no sea ese el día en que se certifique el descenso aunque mucho más humillante sería en una temporada normal, con público en los estadios. Pero eso sería un detalle más dentro de una temporada paupérrima, con tres entrenador­es (David Gallego, Pablo Machín y Abelardo). El verano pasado no se hicieron bien los deberes y en invierno se tuvo que rectificar sobre la marcha. En otras campañas de dificultad, al Espanyol le salvó la campana. Si este año lo consigue, será el más difícil todavía. Pero la confianza está por los suelos.

MENSAJE DE CAJÓN “Hemos de seguir luchando, no nos queda otra”, afirma Abelardo

EL SIGUIENTE ENVITE

El Espanyol recibe mañana a un Madrid ante el que solo ha sumado cuatro de los últimos treinta puntos

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JULIO MUÑOZ / EFE El delantero del Espanyol Wu Lei se lamenta tras fallar una ocasión clamorosa en el Benito Villamarín

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