La Vanguardia

Biografías del dolor

Narrativa Sergio del Molino autobiogra­fía su piel afectada de psoriasis como reflejo de su ser y del de todos quienes la sufren: Nabokov, Isabel II, Pablo Escobar

- J.A. MASOLIVER RÓDENAS

Se ha hablado tanto de Sergio del Molino (Madrid, 1979, pero residente en Zaragoza) y tanto ha hablado él en numerosas entrevista­s a propósito de La piel,

que cualquier cosa que añada corre el peligro de caer en la redundanci­a y en el tedio. Su obra, estimulada por la dinámica de su prosa en que se combinan el reportaje y la ficción, ha sido siempre recibida con interés. Podemos destacar su primera novela, La hora violeta

(2013), donde nos habla de la enfermedad de su hijo Pablo, lo que, como el matrimonio protagonis­ta de El coronel no tiene quien le escriba de García Márquez, le lleva a hablar de los “padres huérfanos”. El restaurant­e favorito de Nina Hagen (2011) es una antología de crónicas periodísti­cas. La España vacía

(2016) trata del desequilib­rio entre campo y ciudad con el consiguien­te problema de la despoblaci­ón en España. Para mí, la única nota negativame­nte polémica la marca Lugares fuera de sitio (2018), por sus ataques desmedidos e inoportuno­s a Joan Fuster, el Josep Pla de la literatura valenciana.

Para La piel sólo encuentro elogios. La novela se centra en la psoriasis: “Si la psoriasis es un defecto genético que consistía en que el cuerpo produce muchas más células de piel de las que puede soportar –de ahí que se amontonen en escamas y placas–, la enfermedad es una sublimació­n de su propio ser”. Este propio ser es el del narrador y el de las personas famosas que la han sufrido, capaz de humillar a los más poderosos que tratan por todos los medios de ocultarla. Hay mucho de autobiográ­fico, lo cual le permite a Del Molino convertirs­e en el director de orquesta de la palabra. Pero no es una autobiogra­fía al uso, sino que se limita a la piel, a la evolución o metamorfos­is que le convierte en un monstruo para llegar a un final feliz, pero “un final feliz que suena muy tramposo y que miro con suspicacia”. Y explica su interés por los que, como él, la sufren. Lo personal es asimismo un reportaje, una investigac­ión, y realmente maravilla la cantidad de conocimien­tos que muestra el autor, en lo que es una verdadera encicloped­ia del dolor, en la que no podría faltar como compañero de viaje La enfermedad y sus metáforas de Susan Sontag. Una encicloped­ia en la que no faltan, junto a la dermatolog­ía, la historiogr­afía, la antropolog­ía o la filología.

Pero no es simplement­e una autobiogra­fía o un reportaje. Es asimismo una obra de ficción: por su humor, por la amenidad, por las reflexione­s, por las anécdotas, por la misma estructura, así que también en este sentido la lectura es absorbente. Y ya que la enfermedad es un reflejo del propio ser, es lógico que no sólo se trate de su ser, sino del de todos aquellos que sufren la misma pesadilla. Stalin, que, como el Neruda de la Oda a Stalin, “no descansaba nunca” y que “podía cambiar el mundo, pero no podía dejar de rascarse”. “Ese monstruo brillante y rojo de la piscina de Sochi también soy yo”. Con quien se identifica positivame­nte es con Vladimir Nabokov, con un espléndido perfil personal y literario. Presentes también John Updike y su Corre conejo, la compositor­a y cantante Cyndi Lauper, Hemingway, el narcotrafi­cante Pablo Escobar y la mismísima Isabel II. Y la actualidad de la relación de la pandemia con la psoriasis, la encontramo­s frente al racismo, en un capítulo muy distinto al resto: el dedicado a Felix von Luschan, creador de las 36 baldosas que representa­n la escala de la piel humana; y la más abominable expresión del racismo, el Negro de Banyoles. Leyendo La piel, se me han olvidado las ganas de rascarme. |

Sergio del Molino La piel

ALFAGUARA. 240 PÁGINAS. 18,90 EUROS. E-BOOK 8,99 EUROS

Es asimismo una obra de ficción: por su humor, por la amenidad, por las reflexione­s, por las anécdotas

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TONI GALÁN El autor Sergio del Molino

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