¡Estamos de moda!
La industria del libro está ya a pleno rendimiento. La ventaja del sector cultural es que es de goma, de tan curtido que está en baches y tropiezos. En este retorno a la normalidad, me pongo en contacto con Jesús
Badenes, director general del Área del Libro en Grupo Planeta. Badenes manda mucho, pero no se le nota. Es de esos apasionados tranquilos, que no necesitan alzar la voz para decir lo que tienen que decir. Me da una alegría el escucharle que este junio del 2020 puede cerrarse con mejores cifras que junio del 2019.
Me lo cuenta al explicarme el inventario de daños que ya puede hacerse sobre estos meses de parón: “El periodo de confinamiento ha tenido múltiples consecuencias, tanto en términos de organización del trabajo, como de mercado y de negocio. En términos de negocio, hemos redescubierto el potencial del comercio electrónico y de los e-books, que han supuesto una ayuda para el sector. El gran incremento del e-commerce (de más del 200% en el periodo) y de los e-books (tanto a la carta como en suscripción, por encima
del 100% de crecimiento en ambos) ha contribuido a atemperar la pérdida de ventas del sector, que en las primeras semanas de confinamiento llegó a un 70% respecto de las mismas semanas equivalentes del 2019. Hay que decir que la semana anterior a la apertura de librerías ya solo era del 20%. Las perspectivas del mes de junio son incluso mejores que las de junio del 2019”.
Como en el sector cultural somos expertos en hacer de la necesidad virtud, le pregunto si en medio del desastre a todos los niveles que ha sido la Covid-19 para la industria editorial, hay alguna lección útil para el futuro… “¡Ya lo creo! La primera, la importancia de llegar a los lectores por múltiples canales, algo que es importante tanto para editores como para libreros. La segunda, la importancia de desarrollar distintas propuestas de valor en torno a los contenidos: libro impreso, libro digital, audiolibro… y, en términos de organización del trabajo, la importancia creciente del trabajo a distancia. Y, la más importante de todas, es que el libro y la lectura se han vuelto a poner de moda: ¡han crecido, durante el confinamiento, en todas las franjas de edad!”.
Como pongo cara de incrédulo, con esa afición autóctona tan arraigada al pesimismo, me dice que “la realidad ha ido por delante de todas nuestras previsiones, incluso las más optimistas. El fin del confinamiento y la apertura de las librerías han evidenciado una propensión a la compra de libros mayor que la esperada. Los datos de mercado, por tanto, invitan a huir del pesimismo. Ni podemos lanzar las campanas al vuelo, ni hacer caso a los agoreros. En momentos como este, hay que seguir dando lo mejor de nosotros mismos, convencidos de que esa actitud será la que nos permitirá seguir fortaleciéndonos”.
Para los próximos meses me dice que la receta es “estimular el crecimiento de todos los instrumentos
(comerciales, editoriales, de organización del trabajo) que nos han permitido sobrellevar este periodo de confinamiento, y no defraudar las expectativas de los lectores, los nuevos y los de siempre, cuyas preferencias de lectura deben ser atendidas, mediante todas las propuestas de valor que deseen”.
Badenes cree en la flexibilidad como en un tótem y no le da miedo saltar a cuantas plataformas haga falta con los libros bajo el brazo. Cuando muchos en la industria veían el consumo de series como el enemigo, lo que hizo su equipo fue firmar un acuerdo con Netflix para convertir algunas de sus series más exitosas en libros. Por algo hay un dicho chino que le gusta mucho: “En época de viento fuerte, los prudentes levantan muros. Los emprendedores, construyen molinos”.