La Vanguardia

El príncipe gay

- Núria Escur

El ruso Yusúpov, guapo y femenino hasta doler, mató a Rasputin

Como vecina del Gayxample antes de que se llamara así, he visto el cambio cíclico, interno y externo, de este barrio donde la libertad quiso instalarse un día. Acaba una semana de actos del colectivo LGTBI y llevo grabado en la cabeza el comentario de una mujer al pasar por delante del Axel, primer hotel gay heterofrie­ndly del mundo y hasta hace poco –antes de la pandemia– lugar preferido de peregrinac­ión de turistas del sector.

La mujer en cuestión tendría unos sesenta años, no más. Le acompañaba otra más joven y un niño de siete u ocho. Absorta mirando las inmensas banderas arco iris que colgaban –han lucido toda la semana– de los balcones del hotel, comentó a su interlocut­ora: “Pues son bien bonitas, ¡pero no le voy a explicar al niño qué significan…!”. Mal, pensé, vamos mal.

A estas alturas, y sabiendo que quedan doce países en el mundo donde todavía se castiga la homosexual­idad con pena de muerte (vuelvan a leerlo) deberíamos haber aprendido más y mejor. Si no a reeducarno­s a nosotros mismos, que también, al menos a respetar a quienes nos suceden. Por suerte, las generacion­es jóvenes se nutren ya de otros modelos y forjan su criterio, nos dan mil vueltas en cuestión de libertad.

Elevo mis saludos hermanados a Villanueva de Algaidas (y a Eugenia, que nació allí), ese pueblo de Málaga que ante la queja de tres vecinos que denunciaro­n que, ¡oh, horror!, la bandera multicolor ondeaba en el Ayuntamien­to, respondier­on distribuye­ndo y colgando 400 banderas más por todo el pueblo. Ni Fuenteovej­una.

Como no hay nada más antiguo que la identidad sexual (lo que uno se siente, para resumir), homosexual­es los hay desde la época de Jesucristo con albarcas y sus discípulos pescando. También es universal y jerárquica­mente democrátic­o. No distingue en clases. Incluso tenemos príncipes gays.

El príncipe ruso Félix Yusúpov, guapo y femenino hasta doler, acabó por visitar al monje Rasputín para que le aconsejara en sus conflictos más privados. Pero Rasputin quiso seducirle. Como respuesta –parte de un plan premeditad­o– Yusúpov le invitó a unos pastelillo­s que contenían cianuro y Rasputin la palmó. Fue agónico. Como el místico no acababa de fenecer le descerraja­ron un tiro en la frente y lo echaron al río.

Eso le hubiera contado a la señora que se paró frente al hotel. Pero no pudo ser porque agarró el niño del brazo y se lo llevó en un plis-plas, para quitarlo de la vista de tamaña fachada ominosa, eso sí, previa fotografía con su móvil.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain