La Generalitat sopesa un confinamiento domiciliario en Lleida
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La consellera de Salut, Alba Vergès, lanzó ayer dos nuevas advertencias sobre la situación en el Segrià. Si los datos epidemiológicos lo hacen necesario, el Govern estudia la posibilidad de que el confinamiento no sea sólo territorial, sino también domiciliario, como ocurrió en los meses de marzo, abril y mayo, además de apuntar que la situación excepcional por estos contagios en la zona de Lleida podría alargarse más allá de las dos semanas mínimas que son necesarias para detectar cambios, según apuntó en una entrevista en RAC1.
“Si la gente es muy consciente de lo que tenemos por delante, que no es ninguna broma, no debería hacer falta extender las medidas de contención de la epidemia”, según la consellera. Sin embargo, endurecer las restricciones a la movilidad y la obligación de encerrarse en casa son, ahora mismo, posibilidades que están en la lista del Govern y que su departamento, por ahora.
Vergés explicó que el confinamiento perimetral en el Segrià, que podría extenderse más allá de dos semanas, no es tan restrictivo de momento como lo fue en su día el de la zona de Òdena (Igualada) porque la situación con los nuevos brotes no es tan grave como la de los inicios de la epidemia en Catalunya.
Una de las preguntas que planea sobre el caso de la zona de
Lleida es por qué el Govern ordenó el confinamiento el pasado sábado cuando los datos ya apuntaban días antes la posible necesidad de las medidas restrictivas. De hecho, es una posibilidad que ya fue comentada el jueves por el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, durante una comparecencia en Madrid
y que fue desmentida por la propia consellera de Salut, aunque finalmente ocurrió así.
Según Vergés, “todo tiene que madurar” antes de tomar decisiones, y “cuando está todo cerrado, entonces es cuando tenemos que salir a explicarlo, no antes”. “Analizamos la situación –relató– y vimos que en una semana se habían duplicado el número de casos, por lo que, llegados a esta situación, hay que aplicar medidas extraordinarias”.
También se refirió Vergés al problema de las condiciones en las que viven y trabajan los temporeros de la fruta –ver páginas 20 y 21–, aunque advirtió que no se podía hacer recaer en ellos todas las causas de los brotes surgidos durante la campaña de la fruta, ya que en esta época de cosecha “se mezcla todo, no sólo hay temporeros, también hay mucha gente de los pueblos”.
En Lleida, las medidas restrictivas ordenadas por el Govern provocaron una reacción crítica del alcalde de la capital del Segrià, Miquel Pueyo –de Esquerra Republicana, el mismo partido que Vergés–, que hizo notar el
La consellera afirma que la decisión del cierre no fue tardía y que se tenía que “madurar”
poco tiempo del que dispuso la población para adaptarse a las órdenes, con una parte de su población que había salido para pasar el fin de semana fuera.
“Ante el anuncio del confinamiento –explicó a la agencia Efe– es obvio que como alcalde pongo por delante la salud y la vida de los ciudadanos. Pero creo que interpreto el sentido de la ciudadanía y de todos los sectores si digo que disponer sólo de dos horas para preparar el confinamiento generó mucha tensión”.
Pueyo detalló que hubo personas “que volvieron y salieron precipitadamente” de Lleida al conocer el confinamiento y que muchos niños “regresaron corriendo de las colonias”. “Con más tiempo se podría haber hecho un confinamiento más ordenado”, argumentó.
El conseller de Interior, Miquel Buch, explicó en Catalunya Ràdio que el dispositivo de control de movilidad para el Segrià es similar al que se desplegó en la zona de Òdena, aunque entonces no se permitieron desplazamientos por motivos laborales y ahora sí. Buch, que confirmó las sanciones de 100 a 600 euros –tal y como prevé la ley de salud pública– para quienes infrinjan las órdenes del confinamiento, indicó que hoy lunes los locales podrán abrir con normalidad dentro del Segrià. “La actividad económica no se ha parado”, aseguró.