Catalanes insatisfechos

El psicólogo Abraham Maslow ideó una teoría sobre la motivación personal que explicó como una ascensiónenlaque,unavezsatisfechaslasnecesidadesbásicas, los humanos vamos desarrollando otros deseos nuevos y más elevados. En la base de la pirámide, figura, por ejemplo, la alimentación o el vestido. En el siguiente peldaño, la seguridad física, la vivienda, todo aquello que nos proporciona protección. Después vienen las necesidades sociales (familia, pareja, aceptación por parte de los otros…), y en la cúspide, la autorrealización. Una autoestima colmada nos sitúa en lo más alto, en la satisfacción plena, mientras que su pérdida nos hunde en patologías que, aunque inexplicables desde el punto de vista de quienes se han quedado en el primer escalón, pueden resultar muy preocupantes. Hoy en día, se aplican numerosos análisis psicológicos para conocer nuestro comportamiento político. De hecho, las estrategias de los partidos se inspiran cada vez más en el neuromarketing. ¿También la pirámide de Maslow puede servir para explicar los comportamientos políticos y sociales?

Carlescastrobuceaenlosúltimosdatosdelcisydiseccionahoy en La Vanguardia el grado de descontento que reflejan las sociedades de las tres autonomías históricas, Galicia, País Vasco y Catalunya, que están en puertas de celebrar elecciones. Concluye que las dos primeras viven en una especie de oasis. No es de extrañar que Pablo Casado haya tenido que moderar el tono desabrido de sus invectivas a petición de Núñez Feijóo. Solo un 12% de los gallegos considera que la situación de su comunidad es mala. Y algo similar ocurre con los vascos. En cambio, los catalanes andan de muy mal humor. Sólo el 14% la califica de buena. Cabe preguntarse cómo es posible semejante grado de descontento en una sociedad que, pese a contar con muchas carencias, disfruta de niveles aceptables de bienestar. Al menos, no menores que los de Galicia. Más allá del disgusto por la gestión de un determinado gobierno, tal inquietud necesita años de incubación y hunde sus raíces en diversas causas. Quizá la pirámide de

Maslow nos aporte una pista y resulta que la Catalunya insatisfecha padece una pérdida de autoestima. Desde luego, sus líderes se empeñan en recetar tratamientos ya fracasados.