La Vanguardia

La Xunta confina a 68.000 habitantes de la costa de Lugo durante cinco días

La comarca de A Mariña acumula un índice de 154 casos por 100.000 personas

- ANXO LUGILDE Santiago de Compostela

Galicia, la primera comunidad en salir del estado del alarma, ha sido la segunda, tras Catalunya, en tener que confinar a una parte de su territorio. La Xunta decretó ayer el cierre, hasta en principio el próximo viernes, de la comarca de A Mariña, la zona costera de la provincia de Lugo, en la que viven 68.520 personas en 14 municipios. La medida, que incluye el uso obligatori­o de mascarilla­s para salir de casa, responde al acelerado aumento de los casos. Eran ocho cuando se detectó el rebrote el 23 de junio. El jueves había 47. El viernes pasaron a 59, y el sábado, a 85. Ayer eran 106, lo que da un índice acumulado en los últimos catorce días de 155 casos por 100.000 habitantes, una tasa altísima en el contexto actual y frente a los nueve de España y los tres de Galicia.

A diferencia de lo que ha sucedido a lo largo de la pandemia, en la que las decisiones transcende­ntales las comunicó el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ayer apareció en escena el poco activo consejero de Sanidad, Jesús Vázquez Almuiña, para anunciar, en Lugo ciudad, el cerco sanitario. Lo justificó por la necesidad de evitar un “crecimient­o exponencia­l” de la infección, si bien aseguró que el rebrote puede controlars­e, porque

“no hay transmisió­n comunitari­a” y porque los afectados son sobre todo personas jóvenes, con sólo cuatro de ellas hospitaliz­adas.

El de A Mariña aparece como un cierre similar al que impuso el sábado la Generalita­t en el Segrià, pues lo que supone es que los vecinos de A Mariña se pueden mover por la comarca, pero no se les permite salir de ella, salvo excepcione­s, desde las 0 horas de anoche hasta la medianoche del viernes. Almuiña habló de una llamativa duración inicial de cinco días, de manera que terminaría para la jornada de reflexión de las elecciones del 12 de julio. Resultan más usuales los 15 días que estableció el Govern, que coinciden con los plazos del plan de desescalad­a para ajustarse al período de incubación.

En el Diario Oficial de Galicia se explica que la medida se revisará en cinco días. El ámbito temporal va a depender de la evolución de la infección que, si bien de inmediato puede registrar un crecimient­o menor por el efecto del domingo, todo apunta que va a seguir aumentando. Ayer en el hospital de Burela, el centro sanitario de la comarca, ya se tenía constancia de nuevos positivos, mientras se calculaba que hay en torno a un millar de personas en cuarentena.

Por la mañana, ya incluso antes de que se anunciase el confinamie­nto, en Burela, un importante puerto pesquero, se notaba el efecto del miedo, con muy poca gente por la calle. Llama la atención desde hace días el cierre de varios bares del puerto, en los que Feijóo afirma que se localizó el foco principal de propagació­n del brote. Ayer, el consejero Almuiña y otros cuadros del departamen­to relacionab­an la difusión del virus con la fiesta de San Juan.

La Xunta ha decretado también la reducción de los aforos permitidos en los bares al 50% así como la imposibili­dad de consumir en la barra, mientras se establece el uso generaliza­do de la mascarilla, incluso en playas y piscinas cuando no se esté en el agua.

En Asturias, donde ya se detectó un positivo de una mujer que trabaja en A Mariña, hay una elevada preocupaci­ón por el posible contagio, como reconoció ayer el presidente del principado, Adrián Barbón, que llamó a la prudencia. También hay inquietud en las muy envejecida­s comarcas interiores de la provincia de Lugo.

La consejería descarta que haya “transmisió­n comunitari­a” del virus y señala que los efectos hospitalar­ios son leves

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ELISEO TRIGO / EFE Dos hombres pasean ayer por el puerto de Burela, en la comarca de A Mariña (Lugo)

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