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FERNANDO SÁNCHEZ MARCOS (1943-2020) Historiador
Orientó su interés hacia el campo de la historiografía, una especialidad de capital importancia
En la madrugada del sábado 4 de julio falleció, a los 77 años, Fernando Sánchez Marcos, catedrático de historia de la Universitat de Barcelona. Aunque había nacido en Ávila, desarrolló la mayor parte de su actividad académica en Barcelona con un paréntesis de una década en la Universitat de les Illes Balears.
El deseo de tender puentes entre su Castilla de origen y su Catalunya de acogida le llevó a dirigir las primeras investigaciones hacia una cuestión decisiva para comprender el momento que estamos viviendo: la frustración causada por la derrota catalana en la guerra contra la monarquía de España en el siglo XVII. A pesar del tiempo transcurrido desde que fuera publicada, su Catalunya y el Gobierno central tras la Guerra dels Segadors (1652-1679) sigue siendo una lectura altamente ilustrativa.
Posteriormente orientó su interés hacia el campo de la historiografía, una especialidad de capital importancia que no siempre fue justamente valorada entre historiadores amantes del dato y alérgicos a la teoría. Dos libros recogen lo esencial de sus contribuciones en este ámbito, se trata de
Invitación a la Historia: La historiografía, de Heródoto a Voltaire, a través de sus textos (1993, tercera edición 2002) y, más recientemente, Las huellas del futuro: historiografía y cultura histórica en
el siglo XX (2012).
A pesar del tiempo que habíamos trabajado juntos, algunos descubrimos el verdadero alcance de su actividad intelectual con motivo de su jubilación en el año 2013. Deseábamos ofrecerle un volumen de estudios e invitamos a participar a todos aquellos que en algún momento se hubieran cruzado en su camino. La respuesta nos dejó abrumados. A vueltas con el pasado. Historia,
memoria y vida (2013), reunió contribuciones de algunas de las principales figuras de la teoría de la historia en la segunda mitad del siglo XX.
Muchos de los que no pudieron participar en el libro lo hicieron en la plataforma digital http:// culturahistorica.org, en la que ha trabajado hasta los últimos días de su vida, dedicada al estudio de lo que denominó la cultura histórica, esto es, las representaciones literarias, artísticas y teatrales del pasado que surgen e impregnan la cultura popular, la vida cívica y el discurso político, incluido el apasionante asunto de la memoria social. Su deseo de romper los límites académicos y establecer un diálogo con la sociedad le llevó a crear el máster en Historia y Comunicación Cultural que dirigió entre el 2002 y el 2013.
Durante años fue el único español en la Comisión Internacional de Teoría e Historia de la Historiografía, un comité de expertos dedicado, entre otras cosas, a examinar el modo como las visiones del pasado condicionan las conductas del presente. Le gustaba recordar las reuniones con historiadores del otro lado del telón de acero antes de 1989. “En ellas aprendí la conveniencia de ponerse en la piel del otro antes de juzgarlo”, le gustaba recordar. Quienes compartieron con él tantas reuniones del claustro de la Universitat de Barcelona o la junta de la facultad de Geografía e Historia pueden dar testimonio de hasta qué punto trató de convertir este principio en un lema de conducta. En años de intensa politización de la vida universitaria y difícil encaje entre sensibilidades divergentes, tuvo siempre una palabra amable y un gesto de acercamiento para quienes no pensaban como él.