¿El último baile?
El tridente se divierte por fin con taconazos, vaselinas y goles
Sonrisas y abrazos. Goles y golazos. Taconazos y vaselinas. Feeling y fantasía. Purpurina y besos. El 5 de julio, el Barcelona descubrió lo que escondía. Aquello que casi no se ha visto en toda la temporada. Nunca es tarde si la dicha es buena. Es lo que debió de pensar Quique Setién, que como en su día Phil Jackson, vio que o unía al equipo y le sacaba provecho o ya podía empezar a hacer las maletas.
En 1997 el maestro zen aconsejó a sus jugadores que aprovechasen y disfrutasen la temporada como si fuese el último baile, la última canción de una noche genial. Que era su última oportunidad de hacer algo grande. Iba a ser la última temporada en los Bulls del técnico pero también de Jordan, Pippen, Rodman, Steve Kerr y Longley.
Sonaban vientos de cambio y se auguraba un final de ciclo. Así que todos se esforzaron por regalarse un final feliz, un sexto anillo.
Algo de eso hubo en el partido que se marcó el Barcelona en Vilareal. Hay maneras y maneras de cerrar la temporada y el Barça, su técnico y sus jugadores, han elegido la más honrosa y elogiosa. La de enseñar todo lo que pueden hacer juntos, la de demostrar todo el fútbol que hay en sus botas. Aunque para la Liga esa alianza quizás llegue demasiado tarde. Lástima que ocurra cuando sólo queden cuatro jornadas y se necesiten dos tropiezos del Madrid. Pero la maniobra aún puede dar frutos en la Champions.
Los jóvenes Fati y Riqui Puig se quedaron en el banquillo cuando seguramente merecían jugar. Pero Setién, que había admitido públicamente que no le había encontrado acomodo a Griezmann, cambió el sistema para acontentar al campeón del mundo en un 4-4-2 con Messi en la punta del rombo. Son seguramente las posiciones donde el francés, Suárez y Leo pueden sentir más propias, más en casa.
Y los cracks se lo agradecieron con una actuación coral colosal. Después de jugar sólo dos minutos contra el Atlético, Griezmann quiso gustarse con un gol de tacón en el 0-1 pero Pau Torres se le adelantó y batió a su portero.
Messi se lució con un papel en el que cada vez está más cómodo, el de asistente –ya lleva 19–. Regaló el 1-2 tras regatear a Anguissa y Mario con un gran slalom. Definió Luis Suárez con una gran rosca. Es su gol 194 en el Barça y, en seis cursos, iguala a Kubala como tercer máximo realizador del club. El diez cedió el 1-3 de tacón en una acción en que intervino el tridente.
Si el pase fue de ballet, el remate fue de salón. Griezmann, desde la frontal, colocó con delicadeza el balón suave por el aire con la zurda, como el propio Messi en el Villamarín el año pasado, como Maradona en Belgrado. Era su primer gol en diez jornadas.
La vaselina tuvo efectos liberadores. Messi estaba satisfecho por la imaginación y la finalización. Sonreía feliz, quizás reilusionándose. Griezmann le abrazó como nunca en estos once meses. Con complicidad. Hasta Quique Setién levantó los brazos. Con ganas. Reforzándose. ¿Y si el último baile fuese en realidad el primero?
GERARD PIQUÉ
“
Que marque Antoine (Griezmann) es muy importante para que esté con confianza en el equipo”
EN SEIS TEMPORADAS
Luis Suárez igualó los 194 goles de Kubala y ya es el tercer máximo realizador de la historia del club
TACONAZO DE MESSI Y... Griezmann, que jugó por el centro, elevó el balón desde la frontal como Leo ante el Betis