La Vanguardia

Turquía amenaza con responder en el Mediterrán­eo a sanciones de la UE

- JORDI JOAN BAÑOS Estambul. Correspons­al

La UE todavía está acostumbrá­ndose a que tantos caminos e intrigas vuelvan a cruzarse en Estambul. Ayer el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, constató además –en Ankara– que el catálogo de disensione­s con Turquía es ya tan abultado que se impone “un cambio de dinámica”.

Borrell lamentó que sea su segunda visita en cuatro meses, por el virus, cuando hay tanta tela por cortar. Tanta, que pasó de puntillas por su eterna candidatur­a.

El alto representa­nte de la UE para Política Exterior, que luego se reunió con el ministro de Defensa, Hulusi Akar, se presentó con una relación de asuntos “imbricados”. En la rueda de prensa conjunta, esta fue rechazada de plano por el ministro de Exteriores turco, Mevlüt Çavusoglu. “Si mezclamos asuntos técnicos con asuntos políticos, se acabó”.

Según Borrell, sin embargo, “no se puede separar a los migrantes que atraviesan Turquía de la guerra de Siria, en que Ankara tiene un papel importante. No hay solución sin ir a la raíz”.

Ahí Çavusoglu insinuó la baza turca: “No tenemos ninguna obligación de parar la migración que quiere ir a Europa. Si se insiste en unir eso al problema del Mediterrán­eo

Oriental y Chipre, habrá un bloqueo e irá a peor”.

El jefe de la diplomacia de Ankara adujo que los Veintisiet­e se han convertido en “rehenes” de los griegos y advirtió de que si hay nuevas sanciones de la UE –por la exploració­n turca en aguas chipriotas– “Turquía podría tomar medidas en el Mediterrán­eo”.

Borrell, en relación con las dos comunidade­s chipriotas, dijo que “un acuerdo para compartir los ingresos (del gas) sería de gran ayuda”. “Tenemos muchos problemas, que exigen atención inmediata”, admitió Borrell, “pero no podemos abolir la geografía”.

Çavusoglu alabó el papel de Merkel mientras la tomó con Macron:

“Francia debería pedir disculpas a la OTAN y la UE por apoyar al ilegítimo Haftar en Libia”. Hace unos días, una nave de guerra turca habría encañonado a otra francesa en aquellas costas.

Turquía también exige el cumplimien­to de la promesa de libre tránsito que arrancó en el 2016 a una UE desbordada por los sirios. “No necesitamo­s a la UE”, llegó a decir Çavusoglu. Lo que sí precisan es “actualizar” la exención de aranceles de que disfrutan.

También les duele que la UE no les abra la frontera, pese a haber demostrado más preparació­n que otros. Así que el obsequio a su representa­nte fue un desinfecta­nte turco con la etiqueta “Borrell”.

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