El Rey llama a respetar al TC como “garante de la democracia española”
El Monarca valora el papel del tribunal en la celebración de su 40.º aniversario
El rey Felipe VI dio un espaldarazo ayer al Tribunal Constitucional en el 40 aniversario de su creación. Durante estas cuatro décadas han pasado por el órgano 63 magistrados y se ha renovado en trece ocasiones. “Nuestra Constitución configuró al TC como la suprema garantía del Estado de derecho, en el que todos los poderes públicos han de estar sometidos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico y en el que todos los ciudadanos tienen, por la Constitución, derechos y libertades que los poderes públicos han de respetar”, advirtió el Monarca en su discurso. Lo hizo ante los doce magistrados que conforman el tribunal, presidido por Juan José González Rivas, así como ante los máximos representantes de los poderes del Estado, presidentes de las cámaras legislativas, presidente del Tribunal Supremo, la vicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo, y ministros como Margarita Robles, Fernando Grande-marlaska o Juan Carlos Campo. En el salón de actos también estaba presente el líder del PP, Pablo Casado, o el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-almeida, entre otros.
Felipe VI destacó la “enorme y valiosa” aportación del Tribunal
Constitucional al desarrollo y consolidación de “nuestra democracia al velar por la supremacía constitucional en que la democracia, necesariamente, se asienta”.
En su intervención, el Rey defendió la actuación del TC, órgano que en los últimos tiempos ha tenido un papel destacado ante el desafío independentista del procés y que ahora tiene pendiente resolver los recursos de amparo contra la sentencia del Tribunal Supremo que condenó a los líderes independentistas por un delito de sedición. Hace unos días se cumplieron diez años de la sentencia de este tribunal de garantías sobre el Estatut de Catalunya y que tantas ampollas levantó.
Felipe VI recordó que el TC se instauró en España como el “guardián” e “intérprete” de la Carta Magna, así como tanto para el control de la constitucionalidad de la ley como par el “enjuiciamiento de los conflictos entre poderes y entre territorios”. Por eso indicó que entre los elementos básicos que aporta el tribunal está su papel determinante en la articulación territorial del Estado, “conciliando su unidad y su diversidad”, es decir, “su defensa del principio de sometimiento de todos los poderes a la Constitución y la ley”.
El Monarca insistió en defender el papel del tribunal como “juez supremo de la constitucionalidad”, que además ha sabido desempeñar “sus funciones durante decenios con hitos y logros concretos que están en la memoria de todos y que, día a día, han ido construyendo y fortaleciendo nuestro moderno Estado de derecho”.
Escuchando el discurso se encontraban gran parte de los expresidentes del tribunal, como María Emilia Casas, Pascual Sala o Francisco Pérez de los Cobos. Pero Felipe VI tuvo un recuerdo
Felipe VI destaca el valor de que todos los poderes del Estado “estén sometidos a la Constitución”
El Monarca recuerda al que fue su “profesor”, el expresidente del TC Tomás y Valiente asesinado por ETA
especial para su “profesor” Francisco Tomás y Valiente, asesinado por ETA, “precisamente por defender la libertad, la democracia y el Estado de derecho que consagra nuestro ordenamiento constitucional”.
Para concluir, el Rey apeló a apreciar y valorar a la institución “como bien se merece, con toda consideración y respecto”.
Previamente, intervino el presidente del TC, quien resaltó la labor del órgano al “haber reforzado el valor jurídico de la carta magna como norma ordenadora de la vida política, social y económica”. Después de un minuto de silencio por las víctimas del coronavirus, González Rivas rindió homenaje a todo el pueblo español, desde profesionales sanitarios a los servicios de limpieza, que de forma “excelente” se han volcado en la solidaridad, “con un frecuente sacrificio personal y material”.
El presidente defendió la labor del órgano desde 1980 como intérprete de la Constitución, una función que, según recordó, supone un “desafío y una responsabilidad permanente” para el tribunal.