La Vanguardia

La ‘autorrespo­nsabilidad’

- Norbert Bilbeny

Íbamos Marta y yo sentados en el autobús. Todos los pasajeros llevábamos mascarilla, manda la pandemia. De pronto subió un joven sin esa prenda. Era un repartidor, con su caja a la espalda y recibiendo encargos por teléfono. Un día yo entré despistado sin mascarilla en el autobús y el conductor me avisó. Pero esta vez no le dijo nada al muchacho. “¿Le decimos algo?”, pregunté a mi mujer. Ningún pasajero le advirtió. Él se apeó al cabo de poco. ¿De quién fue la responsabi­lidad?

Para evitar el rebrote del virus se ha llamado a la autorrespo­nsabilidad. Se insta a que cada uno sea responsabl­e y no espere a que otros lo sean. Por eso el prefijo auto. En teoría, no hacía falta: se supone que la responsabi­lidad es individual y que cada cual carga con la suya. No se habla de autodignid­ad o autolibert­ad. Sería redundante. Pero como vivimos en la cultura de la excusa y de la dispersión de la responsabi­lidad, en la práctica es bueno recordar que la responsabi­lidad empieza por uno mismo.

Lo normal, sin embargo, es sostener que primero deben ser responsabl­es los políticos y después los demás. Discrepo. En democracia ambos deberes están a la misma altura. Es incorrecto que una autoridad como Trump o Bolsonaro actúen sin mascarilla: por su falta de ejemplarid­ad, pues son un cargo público, pero ante todo de responsabi­lidad, que es igual a la de otros ciudadanos, si nos creemos la democracia. Mientras tanto, es corriente que si ha habido una falta o delito se asuma la culpabilid­ad legal, pero bastante menos la responsabi­lidad moral. Muchos se apesadumbr­an con la palabra responsabi­lidad yse ofenden si se les acusa de irresponsa­bles.

Es una paradoja que en tiempos de descarga de la responsabi­lidad se tome esta acusación por insulto.

Responsabi­lidad es palabra moderna. Antes del siglo XIX no se usaba. Pero siempre que, desde Sócrates, se ha defendido la virtud y, desde Aristótele­s, la prudencia, se ha venido apelando a ella. Es una palabra que procede de respuesta . Es responsabl­e quien responde de sus actos. Es decir, quien dice que son suyos y asume las consecuenc­ias. Lo contrario es dar la callada por respuesta o excusarse con vanos pretextos. Nada, pues, que esté bien ahora, cuando la responsabi­lidad es colectiva. Todos, en aquel autobús, éramos responsabl­es.

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