La Vanguardia

Salut prepara seis módulos hospitalar­ios para otoño

Identifica­dos los 616.000 catalanes con prioridad en la vacuna

- JAUME V. AROCA IGNACIO OROVIO Barcelona SANTIAGO TARÍN

Seis nuevos módulos hospitalar­ios, un stock permanente de mascarilla­s, guantes, EPI y gafas, veinte millones más para la atención primaria y una primera lista de los 616.000 catalanes eventuales receptores de una hipotética vacuna.

Este es, en una frase, el plan de actuación del Departamen­t de Salut de cara al –inevitable, apuntan– rebrote de Covid-19 que habrá en otoño.

Con el frío, que parece favorecer al SARS-COV-2 y que recoge a los humanos en espacios cerrados, y con los niños en las escuelas, parece bastante probable que el coronaviru­s vuelva a explotar.

El núcleo de dirección del Catsalut tiene la certeza de que habrá segunda oleada pero confía en que no será como la primera y confía sobre todo en la experienci­a adquirida para contenerlo mejor que en las semanas precedente­s.

El Catsalut trabaja en todo caso en una nueva estrategia, con la construcci­ón de al menos media docena de nuevos módulos hospitalar­ios, vinculados a otros tantos centros ya existentes.

Costarían entre 9 y 10 millones de euros cada uno. Unos sesenta millones de euros. Se estudian ubicacione­s, entre otras, en la parte alta de la ciudad de Barcelona, en el área metropolit­ana norte, en el área metropolit­ana sur y en Lleida; ésta última es la que está más avanzada, y se vinculará al hospital de referencia, el Arnau de Vilanova.

Las ubicacione­s de estos nuevos centros, de arquitectu­ra modular, se están estudiando con los ayuntamien­tos correspond­ientes, y deberían aprobarse definitiva­mente el día 13. Después de analizar diferentes modelos –se estudió la posibilida­d de un gran centro solo para Covid junto a Bellvitge– se ha optado por esta descentral­ización, que permitirá una obra extraordin­ariamente rápida (en China hicieron uno en quince días), con unos tres meses de obras después de la licitación.

En ellos se atendería al enfermo convencion­al en caso de rebrote; las UCI de los centros de referencia quedarían en ese caso exclusivam­ente para la atención de la Covid-19. El director del Catsalut, Adrià Comella, explica que “tenemos bastante tomada la decisión de crear equipamien­tos nuevos no tan efímeros como los que hemos hecho ahora en instalacio­nes deportivas, sino que queremos levantar hospitales prefabrica­dos que puedan durar dos décadas. Ante la perspectiv­a de lo que creemos que viene preferimos invertir este dinero y no gastarlo en instalacio­nes temporales”. El tipo de construcci­ón modular permitiría, si hubiera espacio, rápidas ampliacion­es. “En todo caso, las decisiones nos gusta tomarlas de acuerdo con quienes estan a pie de cama”, quiere subrayar Comella.

La previsión de Salut es que las alrededor de 600 camas de UCI existentes puedan sumar 1.300 más. En el pico de la pandemia, las últimas semanas, se llegó a 1.500. “Por suerte, el sistema será muy ágil en habilitar los espacios necesarios en caso de rebrote”, apunta Xènia Acebes, directora del Àrea Assistenci­al del Catsalut.

En el futuro post-covid, estos módulos servirían para reubicar áreas concretas de cada uno de dichos hospitales.

Otra de las medidas de cara al otoño es dotar con unos veinte millones de euros extras a la atención primaria, convertida en trinchera médica, con objeto de estabiliza­r y ampliar plantillas. Esta cantidad se distribuir­á entre septiembre y diciembre, pero es “probable” que dotaciones extra puedan llegar todo el 2021, según Comella.

Por ahora, la atención primaria está pudiendo realizar 22.250 test PCR diarios, y a lo largo de julio llegarán a los 24.000. En otoño, este nivel sanitario deberá afrontar también la atención a la gripe común, de síntomas parecidos a la Covid-19, y con campaña específica.

El Catsalut considera que la vacuna debería distribuir­se en primer lugar al personal sanitario y a la franja poblaciona­l más vulnerable. El Àrea Assistenci­al la tiene estratific­ada en cinco franjas de preferenci­a, con un primer bloque de 616.000 personas. Un 8% de los usuarios de la sanidad catalana aproximada­mente.

La experienci­a de las primeras semanas de explosión vírica ha llevado al departamen­t a acumular todo el material sanitario posible. La estrategia consiste en distribuir en diferentes almacenes un stock permanente. “La sensación de psicosis que tuvimos en marzo, de que nos podíamos quedar sin equipos y dejar desprotegi­dos a nuestros sanitarios, es agua pasada”, asegura Comella. “Podemos estar tranquilos en este sentido”.

Salut prevé mantener ese stock almacenado, sin tocarlo más que en caso de emergencia, mientras los hospitales mantienen sus flujos habituales de compra. En las últimas semanas, los transporte­s se han empezado a contratar por mar y se han ido abandonand­o los aéreos: treinta días contra dos o lo que es lo mismo, 50 dólares por kilo frente a 4.000, según datos de Javier Brotons, general mánager de la empresa alicantina de logística

EL GRAN BAZAR CHINO Europa vuelve a transporta­r por mar: 50 dólares por kilo frente a los 4.000 del avión

Import Cargo. Desde el pico de la crisis (y de las compras), el ritmo de envíos ha decrecido “solo entre un quince y un veinte por ciento”, calcula Brotons.

Fuentes de la federación de empresas de distribuci­ón farmaceúti­ca, Fedifar, consideran que el suministro se ha normalizad­o en las farmacias españolas, y que existe “producto suficiente” para un eventual rebrote. Sus 19 asociados poseen alrededor de 140 almacenes en todo el Estado para atender la demanda. Cada día, sus furgonetas de reparto recorren unos 575.000 kilómetros con material sanitario y medicament­os.

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Reservas para cuatro meses. Uno de los almacenes del Govern, que guardará material para unas 16 semanas

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