La Vanguardia

El Barça envía al Espanyol a Segunda y sigue en la lucha por la Liga

El Espanyol baja a Segunda y el Barça acaba sobrevivie­ndo en un mal partido

- Carles Ruipérez Barcelona

Ganó el Barça. Perdió la categoría el Espanyol. Pero a punto estuvo de llevarse por delante las aspiracion­es (pocas o muchas) que tienen Messi y compañía en la Liga. El derbi tuvo el final cantado pero el guion para llegar ahí no pudo esconder más sorpresas. Luis Suárez certificó el adiós a Primera de los blanquiazu­les. 26 años después el Espanyol jugará en Segunda. Y en el infierno se sabe cuándo se entra pero no cuándo se sale. Pero a punto estuvo de despedirse con una campanada como la del 2007.

Una vez el descenso era inevitable, el Espanyol sacó el orgullo que ha brillado por su ausencia en algunos momentos de esta recta final de temporada. Se rebeló más que por su situación por tener delante al Barcelona, quizás el equipo que saca lo mejor del equipo blanquiazu­l aunque sólo sea por querer distinguir­se, para marcar perfil propio, por antagonism­o. No hay peor lugar para ellos para perder la categoría. El destino les tenía reservada esa macabra coincidenc­ia pero estuvieron cerca de darle un buen susto a los blaugrana. Hasta el punto de que sobrevoló de nuevo el fantasma de Tamudo por el Camp Nou.

Durante toda la primera parte pesó más el deseo perico de descabalga­r al Barça de la Liga que las ganas de deshacerse del rocoso rival vecino, de empujarlo abajo y perderlo de vista aunque solo sea por una temporada.

Si la alineación de Setién trataba de dar continuida­d a la ilusionant­e imagen de Vila-real, el once de Rufete parecía un paso atrás: con cinco defensas y tres pivotes. Sucedió todo lo contrario. El Espanyol se situó cómodo cerca del área de Diego López

y no dejó pasar ningún centro mientras el Barça se hacía bolas. Es más, dos veces perdonaron los periquitos el 0-1. Primero Embarba no acertó solo delante de Ter Stegen. Después, fue Dídac Vilà quien tuvo una doble ocasión con un centro chut que Lenglet casi se introduce en su portería y disparando al poste en el rechace.

Viendo el efecto embudo por el centro, Setién intervino en el descanso. Mandó a calentar a Ansu Fati para que empezase el segundo tiempo y cambió el sistema a un 4-2-3-1 para jugar con los cuatro delanteros. El canterano se abrió a la izquierda y Messi se situó pegado a la cal en la derecha. Al Barcelona le entraron las prisas y el más impetuoso fue Fati, que en su presión por recuperar un balón suelto le clavó los tacos a Calero tras tocar la pelota. Munuera Montero le enseñó la amarilla pero el VAR le aconsejó cambiar el color. Tras ver la entrada, expulsó al chico, que solo estuvo cuatro minutos en el césped.

Sin embargo, el Espanyol apenas tuvo superiorid­ad numérica durante 180 segundos. Porque en una acción muy parecida Pol Lozano también le dejó los tacos de recuerdo a Piqué. La secuencia fue la misma y la amarilla se coloreó de roja tras consultar el vídeo.

Sin quererlo el VAR y sus dos rojas actuó de clarificad­or del embrollo y limpió de jugadores el área de Diego López. Justo lo que buscaba Setién dando amplitud a su ataque: abrir la defensa visitante y que hubiesen más espacios interiores. Jugar diez contra diez benefició a los

TRAS LAS DOS EXPULSIONE­S Luis Suárez, en una jugada del tridente, marcó el gol que certificó el triunfo local y el descenso periquito

ORGULLO BLANQUIZUL Embarba y Dídac Vilà perdonaron el 0-1 y después Piqué, Ter Stegen y Vidal evitaron el empate

locales, que no tardaron en encontrar lo que no habían podido hallar en toda la primera parte. Como en Vila-real, los tres del tridente conectaron con otro gran taconazo. Esta vez fue Griezmann quien dejó el balón de espuela a Messi en el área. El argentino chutó pero Cabrera rechazó con la pierna. Suárez se apoderó como un poseso del balón muerto y, con López medio batido, el uruguayo marcó uno de los goles más sencillos de los 195 que lleva con el Barça. Fácil, importante porque sirve para seguir con una persecució­n infinita al Madrid y decisivo para el futuro del Espanyol.

Esa diana encendió la mecha de un castillo de fuegos artificial­es en los aledaños del Camp Nou. Pero en el césped, Rufete quiso provocar su propia hoguera. Piqué tuvo que esforzarse al máximo para quitarle la pelota de la cabeza de Campuzano, que ya iba a rematar. El final fue de sufrimient­o, pero no para el que bajaba sino para el que quiere ganar el título. Así son los derbis. De Tomás obligó a Ter Stegen a despejar y después el Espanyol pidió unas manos de Arturo Vidal en un despeje con el pecho. En el último minuto Bernardo tuvo el 1-1 pero cabeceó alto. El Espanyol se va a Segunda enseñando la fragilidad del Barça.

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ÀLEX GARCIA Suárez marcó el único gol
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El gol. Suárez remata ante Diego López el único gol del partido
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