Comercio sí, pero con cuidado
El paro y la deuda nacional pueden alcanzar niveles récord como consecuencia de la pandemia, y Londres no hace más que complicarse la vida. Primero, se ha negado a pedir una prórroga para la salida de la UE, y ahora se está creando un mal enemigo en China, la segunda mayor economía del mundo, que desde el año 2000 ha invertido 60.000 millones de euros en el Reino Unido (un 10% energía y un 20% en tecnologías de la información), participa actualmente en 23 proyectos industriales de distinta índole, y ha estado enviando anualmente 120.000 estudiantes a universidades de este país. Tan solo en la planta nuclear de Hinkley Point hay trabajando un centenar de ingenieros chinos. Londres, sin embargo, va a revisar toda la relación comercial con Pekín, con el propósito de que el país asiático solo sea copartícipe en operaciones que no tengan ninguna posible implicación en materia de seguridad nacional, con el fin de que no ejerza control alguno sobre la red telefónica o las plantas nucleares británicas.