La Vanguardia

Crimen en el edén kirchneris­ta

El asesinato del exsecretar­io de Cristina Fernández de Kirchner en El Calafate reflota el tema de la corrupción durante los gobiernos de la actual vicepresid­enta argentina

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

En Argentina aún se habla de “crimen pasional” en asesinatos como el de Fabián Gutiérrez, hallado el sábado enterrado en una casa de El Calafate, después de tres días desapareci­do. En realidad, fue un crimen por dinero. La autopsia determinó que Gutiérrez, de 46 años, fue golpeado, torturado, apuñalado en el cuello y finalmente asfixiado con un cable. Cuatro jóvenes de buena familia, de entre 18 y 20 años, permanecen detenidos. Uno mantenía una relación homosexual con la víctima, torturada para que les entregara dinero. Gutiérrez poseía una fortuna.

Hasta aquí la crónica local de sucesos. Pero resulta que Gutiérrez era uno de los pingüinos que Néstor Kirchner se llevó desde la Patagonia a Buenos Aires al llegar a la Casa Rosada en el 2003. Una de las personas de mayor confianza del hasta entonces gobernador provincial de Santa Cruz pasó a ser secretario privado de su esposa, Cristina Fernández, que lo confirmó en el cargo al suceder a su marido cuatro años más tarde. Gutiérrez formó parte del círculo íntimo del matrimonio hasta que se fue en el 2010, cansado del maltrato de la presidenta.

Cuando Gutiérrez entró con los Kirchner a la Casa Rosada apenas tenía dinero. A su muerte reunía un patrimonio de 36 propiedade­s –incluidos dos hoteles– y 35 coches, varios de lujo. Todo estaba embargado por la justicia, que el año pasado lo procesó por lavado de dinero, tras ser investigad­o por enriquecim­iento ilícito. Gutiérrez se había convertido en arrepentid­o en la llamada causa de “los cuadernos de la corrupción”, originada por las libretas donde el chófer de un viceminist­ro kirchneris­ta apuntaba los recorridos que hacía por Buenos Aires recogiendo bolsas con millones de dólares de empresario­s, que acababan en la Casa Rosada, la Quinta de Olivos y el domicilio particular de los Kirchner en la capital.

Como arrepentid­o, Gutiérrez declaró que había visto trasladar maletas y bolsos con dinero en el avión presidenci­al a Río Gallegos –capital de Santa Cruz– y a la casa del matrimonio en El Calafate.

La causa de los cuadernos es una de las diez por las que está procesada Fernández. Causas que, desde que la exmandatar­ia volvió al poder como vicepresid­enta, duermen el sueño de los justos, evidencian­do la falta de independen­cia del poder judicial. Por todo esto, cuando se supo que Gutiérrez había desapareci­do, el antikirchn­erismo comenzó a hablar de un nuevo caso Alberto Nisman, el fiscal encontrado muerto en el 2015, en aparente suicidio, días después de denunciar a Fernández por traición a la patria.

Tras la aparición del cadáver, la coalición opositora Juntos por el Cambio emitió un comunicado insinuando un crimen político. “El secuestro, desaparici­ón y asesinato de Fabián Gutiérrez, que en el 2018 confesó ante la justicia haber sido testigo de los circuitos de corrupción del kirchneris­mo, es un crimen de la mayor gravedad institucio­nal”, reza el documento. Mientras la dirección del gobernante Partido Justiciali­sta calificaba el comunicado de “carroñero”, el presidente Alberto Fernández lo tildó de “canallesco”. El mandatario declaró que “solo insinuar que eso es motivo de la causa de los cuadernos y que el Gobierno puede estar involucrad­o en eso, es una actitud tan miserable que es difícil de entender”.

El Calafate, puerta de entrada al glaciar Perito Moreno, es el “lugar en el mundo” de Cristina Fernández, que no se ha pronunciad­o sobre el asesinato de su exsecretar­io. Muchos de sus 21.000 habitantes viven del turismo, ahora apagado por la pandemia. En su casa de esa localidad murió Néstor Kirchner en el 2010. La misma casa que en el 2018 –durante el macrismo– fue registrada minuciosam­ente por la policía en una búsqueda infructuos­a de los millones de dólares que los mitos urbanos dicen que guardaban los Kirchner. Mito que Gutiérrez alimentó como arrepentid­o.

Nieva en El Calafate y la investigac­ión continúa, pero el juez ya ha descartado el crimen político. En el pueblo y en una provincia pequeña los vínculos son inevitable­s. Dos de los detenidos son nietos de un notario que escrituró varias propiedade­s de los Kirchner y la fiscal del caso es sobrina de Cristina Fernández e hija de la gobernador­a, Alicia Kirchner. El súbito enriquecim­iento de Gutiérrez fue paralelo al crecimient­o patrimonia­l de los Kirchner y de muchos de sus pingüinos .Enla grieta política argentina las teorías de la conspiraci­ón nunca mueren.

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HANDOUT / AFP Fabián Gutiérrez fue golpeado, torturado y finalmente asfixiado

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