Entrevista a Bruno Pavlovsky, presidente de las actividades de moda de Chanel
Bruno Pavlovsky, presidente de las actividades de moda de Chanel
Bruno Pavlovsky, presidente de las actividades de moda de Chanel desde 1990, no quiere definirse a sí mismo, ni dar detalle de sus aficiones o anécdotas biográficas. Actúa de portavoz. Punto. Chanel es un caso único en la galaxia del lujo, una estrella solitaria e independiente que pertenece a la discretísima familia
Wertheimer desde que Pierre –abuelo de los actuales propietarios, Alain y Gérard– relanzara la marca tras el exilio suizo de Gabrielle Chanel (que regresaría a París con 70 años). Tras su desfile de comeback, en 1954, la crítica la recibió con conmiseración: “¡Fantasmas del pasado!”, exclamaron de la colección de Coco. Aquel día Pierre la acompañó al Ritz, y ella, agotada y triste, le dijo: “Mire, quiero continuar; continuar y vencer”. “Hace bien”, le respondió Wertheimer. Y continuó respaldándola financieramente en contra de otros miembros de la junta. Hoy es la marca más deseable en el ránking del lujo.
Pavlovsky, de 57 años, se presenta como correa de transmisión entre el pasado y el futuro. Empezó en la compañía desempeñando cargos financieros y se ha convertido con los años en uno de los actores fundamentales del actual sistema de la moda. La marca no muestra debilidades a pesar de los efectos devastadores provocados por la Covid-19, y se reafirma en su legado y futuro. En octubre se reabrirá el Palais Galliera, Musée de la Mode de la Ville de Paris, tras la remodelación financiada por la marca; en el 2021 se estrenará el edificio 19M, que albergará una veintena de talleres artesanos adquiridos por Chanel, el último de ellos Vimar, fabricante de hilo de fantasía para sus tweeds.
Su diseñadora, Virginie Viard, ha dedicado la colección de alta costura otoño-invierno –presentada ayer de forma telemática– a Karl Lagerfeld, su mentor: “Karl iría a Le Palace; acompañaría a estas mujeres muy sofisticadas y muy bien vestidas, también muy excéntricas. Realmente he tenido en mente el mundo de Karl al darle forma, pensaba en una princesa punk saliendo de Le Palace al amanecer. Con un vestido de tafetán, el pelo largo, plumas y muchas joyas. Esta colección está más inspirada en Karl Lagerfeld que en Gabrielle.
¿Ha aumentado su visibilidad como portavoz de la firma porque la sucesora de Karl, Virginie Viard, no concede entrevistas?
Se suceden muchas informaciones y es importante explicar bien lo que ocurre en la Maison Chanel. El trabajo de nuestra directora creativa, Virginie, es el de apropiarse de Chanel y aportar su propia visión, un poco diferente de la de Karl, con quien trabajó durante 30 años. Ella
es la persona que mejor conoce el Chanel de hoy en día; y también es una mujer que ama diseñar vestidos para otras mujeres, dotándolas de libertad en la manera de llevarlos.
¿Está satisfecho de la transición entre Karl y Virginie? Parece que estaba todo escrito.
No, no estaba escrito. pero Virginie ha asumido esta misión con mucha libertad y talento. El riesgo para ella era sentirse un poco cohibida por la historia de la casa y por sus años de colaboración con Karl, pero, al contrario, se ha sentido liberada y aporta su toque personal.
Usted y Lagerfeld formaron un tándem de éxito durante tres décadas. ¿Cómo era su relación?
En un clan, o cuando uno trabaja en colaboración con otra persona durante 30 años y disfruta haciéndolo, existe una relación consolidada. La muerte es siempre triste, incluso aunque uno esté preparado para ella. Como usted sabe, Karl estaba enfermo desde hacía mucho tiempo… Me quedo con la forma en que él impulsó a Virginie, tras treinta años a su lado, como su sucesora; algo que no hubiera podido hacerse si Karl no lo hubiese deseado. Y pienso también que, para cualquier otro, recoger su testigo habría sido un ejercicio casi imposible.
¿Qué es lo que más echa de menos de Karl? ¿Su humor ácido?
¡Por supuesto! Sus provocaciones y
también sus palabras agradables. Su manera de retar a los equipos era absolutamente excepcional.
Mucho se ha hablado de la defunción de la alta costura, y más después de la Covid, pero ahí sigue. Y esta semana han demostrado su exhibición de piezas únicas.
La alta costura representa toda la historia de Chanel, sus raíces y valores: la creación, la excelencia, el servicio... Ocupa un lugar privilegiado porque es creación pura, sin limitaciones. Y para nuestras clientas se trata de una experiencia sutil, excepcional, ya que nuestra ambición es ofrecerles un servicio lo más exclusivo posible. Cada traje es único, y para una sola persona. Hemos ha
llado otra forma de presentar las colecciones que ha funcionado bastante bien. La marca se ha movilizado en un periodo muy difícil, de confinamiento, para sacar adelante estas dos nuevas colecciones.
Chanel no se suma a los partidarios de reducir la producción a dos colecciones anuales. Virginie Viard y su equipo realizan ocho, más dos cápsulas. ¿Seguirán trabajando a ese ritmo?
Hoy tenemos seis colecciones de prêt-à-porter, es decir, una colección de novedades cada dos meses. Es un ritmo importante que funciona bien; y es también una manera de proponer tres aspiraciones diferentes, tres siluetas diferentes por temporada. Y de sorprender. Además, dos son colecciones muy importantes: Metiér d’arts y Croisière. No obligamos a ninguna marca a hacerlo, pero nosotros nos encontramos cómodos trabajando así.
Lleva más de 30 años en la firma, una de las pocas insignias del lujo que pertenece a una sola familia, además muy discreta, los Wertheimer. ¿Son los auténticos guardianes de la esencia Chanel?
¡Por supuesto! Pero yo creo que hay una relación recíproca entre la familia Wertheimer y Gabrielle Chanel en la construcción de su sociedad. Pusieron todos los medios para desarrollarse, y son personas que se sostienen por su amor a la creación.
¿Cuál es su definición de lujo?
Todo aquello que es único al servicio de una persona. Una mezcla de un excepcional savoir faire y de una rica experiencia. El lujo es lo que experimentan nuestras clientas al ser seducidas y enamorarse por un producto que las hace sentirse las más hermosas.
¿Es incompatible el sentido del lujo de Chanel con el clic en la red? Lo que se propone en las webs es plano como experiencia. Falta la sensación del tejido, por ejemplo, una experiencia que se da en la boutique. El mundo digital sirve para animar a ir a la tienda y descubrir la prenda, pero probablemente no es el lugar para que una clienta compre un producto caro, para lo cual es necesario estar convencida. Lo digital no permite la complicidad ni la relación con una experta.
ALTA PRODUCCIÓN “Nos encontramos cómodos presentando novedades cada dos meses”
¿QUÉ ES EL LUJO? “Es lo único al servicio de una persona, mezcla de ‘savoire faire’ y rica experiencia”