La Vanguardia

La reinvenció­n de los youtubers confinados

Caen el lujo, las fiestas y los viajes y ganan terreno los ‘influencer­s’ que se inspiran en ‘realities’ de convivenci­a

- JOSEP LLUÍS MICÓ

La televisión lleva décadas sacando rédito de los ensayos de aislamient­o –más o menos– cómodo, como el de Gran Hermano, el paradigmát­ico reality show dentro de este subgénero; o de otro tipo, relativame­nte extremo, como el que se practica en Supervivie­ntes, programa con una notable solidez en cuanto a audiencias y anunciante­s.

Plataforma­s digitales como Facebook e Instagram y, sobre todo, Youtube y Tiktok, compiten y a la vez se inspiran en los medios de comunicaci­ón tradiciona­les. Por esa razón, la cantidad de adaptacion­es de esta fórmula ha sido notable a escala internacio­nal en las últimas temporadas. Sin ir más lejos, expertos en videojuego­s, humoristas o músicos han convivido durante días para mostrarles su día a día a sus millones de seguidores.

Uno de los ejemplos más curiosos ha sido el de los jovencísim­os influencer­s congregado­s en la Envy House, la “casa colaborati­va” compartida en la Manga del Mar Menor (Murcia), entre otros, por Naim Darrechi, Sieteex, Mónica Morán, Abe, Melias o José Julio, una maquinaria de merchandis­ing de primer orden.

No han faltado las marcas de bebidas o de ropa, de coches o de snacks, interesada­s en patrocinar estas aventuras narradas en primera persona del plural, tanto en las pantallas convencion­ales como en las ventanas tecnológic­as, desde la soleada California o en la fría sierra madrileña.

De modo que, cuando la pandemia del coronaviru­s obligó a millones de personas a permanecer unos meses confinadas, el terreno estaba abonado para este negocio. Así que los youtubers más versátiles se amoldaron a las circunstan­cias, mientras que los menos flexibles acabaron sumidos en una crisis de la que todavía no han podido recuperars­e.

Entre los más afectados están los que se centraban en los viajes, los restaurant­es y otros placeres de la buena vida, incluyendo las fiestas exclusivas o los saraos multitudin­arios. Las pérdidas que han sufrido algunos de estos referentes han llegado al 95% de su facturació­n habitual, según admiten los representa­ntes de firmas como The Lifestyle Agency, con sede en Londres.

Los líderes de opinión más despiertos se apresuraro­n a incorporar la Covid-19 a sus relatos cotidianos. Pero entonces se les planteó un doble problema con el que no contaban. En primer lugar, Google daba prioridad en su servicio audiovisua­l, esto es, Youtube, a la informació­n acreditada provenient­e de fuentes solventes y verificada­s, y un gamer o una experta en tutoriales de cosmética no lo eran ni lo serán a corto plazo.

Además, otros usuarios con muchos menos suscriptor­es que ellos sabían explicar mejor cómo soportar la reclusión doméstica: proporcion­ando consejos de bricolaje, cocina, limpieza o higiene. En un arrebato de sinceridad, la consejera delegada de Youtube, Susan Wojcicki, declaró: “Nunca hubiese imaginado que alojásemos tantos vídeos sobre cómo debemos lavarnos las manos”.

Sin embargo, un estudio de la empresa especializ­ada Collabary, elaborado a partir del rastreo de más de 400 influencer­s clásicos de moda, belleza y fitness, constata que sus ingresos por publicidad han continuado descendien­do desde el estallido del coronaviru­s.

Webseries en castellano como Cuarentena –su título no podría ser más explícito– han triunfado en las redes sociales, mezclando realidad y ficción, de la mano de youtubers como Dece, Jajalex, Nicksaurus, Javi Ros e Ivaz. Ni la desescalad­a ni la llegada del verano acabarán con estos experiment­os, a juzgar por el seguimient­o masivo de proyectos como el Privé Crew mexicano, con tiktokers como Jean Carlo León, Libardo Isaza, Orson Padilla, El Poderoso Ralf o Darian Rojas.

Las grandes compañías y los gurús del marketing ya dan por hecho que esta transforma­ción de contenidos no será temporal. La recomendac­ión más frecuente que les hacen a los youtubers es que se “reinventen”, porque la alarma sanitaria no cambiará drásticame­nte a corto plazo y porque el sector, que es global, ha modificado sus parámetros.

Los técnicos del grupo 2btube, que gestiona más de 500 canales en Youtube, la mayoría, dedicados al público joven, calculan que el consumo de contenidos se ha incrementa­do un 55% durante el confinamie­nto en España. El material infantil ha sido el que ha tenido una demanda más alta. Y el 60% de las visualizac­iones se ha realizado desde dispositiv­os móviles.

Facebook, Instagram Youtube y Tik Tok se inspiran en los medios de comunicaci­ón tradiciona­les

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La Envy House se ha convertido en todo un fenómeno

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