La Vanguardia

“La música ha de unirnos en tiempos de autoritari­smo”

Max Richter, músico, publica el combativo álbum ‘Voices’

- ESTEBAN LINÉS

Hace siete años Max Richter clausuró la vigésima edición del Sónar con un concierto memorable en el teatro del CCCB ofrecido por él y la BCN 216. Memorable por la presencia del compositor e intérprete británico-alemán y también porque estrenaban por estas latitudes Four seasons recomposed, su admirable y flamante relectura de Las cuatro estaciones de Vivaldi. Ahora regresa esta obra a la programaci­ón del Cruïlla XXS, con dos conciertos hoy y mañana en el TNC (21 h) a cargo del Ensemble de la Orquestra Simfònica del Liceu,con Kai Gleusteen como solista y director.

Ha pasado el tiempo, a sus 54 años la dimensión de Richter no ha parado de crecer, con sus músicas para ballets, con sus bandas sonoras de series o, sobre todo, de películas. O discos también como el inminente Voices (Decca), que verá la luz el 31 de julio y viene a ser como un canto a la unidad y la esperanza en la actual coyuntura. El músico contesta a este diario desde su casa a la afueras de Londres.

Su nuevo álbum, Voices, está inspirado en la Declaració­n Universal de Derechos Humanos. ¿Es un disco político? Comenzó a rondarme la idea en la época de las revelacion­es sobre Guantánamo, con la implicació­n del CIA y demás. Hará unos diez años de eso, me sentí en estado de shock, y entonces pensé en hacer una pieza que reflejara esos hechos. Ese tema es el titulado Merci

y es el que cierra el nuevo álbum. Y diez años después he desarrolla­do esa pieza en un montón de diferentes direccione­s para intentar encontrar espacio para poder reflexiona­r sobre estas cuestiones. Y yo no veo estos temas como políticos, la verdad, porque la declaració­n no es un documento político. Habla de algo mucho más fundamenta­l que de política, habla de los elementos más básicos de cómo los seres humanos se relacionan entre ellos a escala individual y colectiva.

Otros dirán que es un documento casi naif...

Mire, lo que hace tan refrescant­e ese documento, que ya tiene setenta años de vida y que puede parecer fuera de su tiempo, es que ahora mismo lo sientes como un documento que habla del futuro porque habla de cosas no alcanzadas en nuestro mundo actual. Nos desafía a pensar en el mundo que deseamos. Y por eso no habla de política sino de actos individual­es.

¿Cómo fue el proceso de construcci­ón sonora para dar entidad a esa idea?

Me gusta la idea de la pieza de música como lugar de reflexión, es una manera muy natural y confortabl­e para mí de pensar lo que entiendo por música. Aquí, la música y el texto operan como si estuvieran conversand­o. Vivimos en un mundo en convulsión y con un evidente auge del autoritari­smo. Y la música ha de ser algo que nos una ahora más que nunca.

Por ejemplo, usted opta por elegir a una actriz, Kiki Layne, que vaya leyendo el citado documento mientras suena la orquesta. ¿Por qué esta solución? Descarté montones y montones de

CLÁSICO ACTUAL

Su versión de ‘Las cuatro estaciones’ sonará hoy y mañana en el Cruïlla XXS

posibilida­des mientras escribía aquella primera pieza. La primera versión era una música de protesta brutalista, airada, enfadada, pero luego pensé que en el mundo actual ya se grita mucho y se escucha poco, y cambié. Porque mi objetivo era, y es, hacer una pieza no sobre un problema sino sobre una solución, sobre una posible solución. Y en el álbum tenía muy claro que quería incluir la voz de Eleanor Roosevelt, que fue la gran impulsora de la comisión que en 1948 dio forma a la declaració­n.

Cambio de tema. Ocho años después de sacar a la luz su relectura de Las cuatro estaciones de Vivaldi parece gozar de una excelente salud. ¿Alguna clave?

Recomposed fue un proyecto muy personal. Tuvo su origen en una crisis personal mía. En mi infancia me enamoré de esa música como tantísima gente. Es música muy bonita, pero de adorarla pasé a odiarla porque la escuchaba en todos los sitios y casi a todas horas. Para mí fue realmente un conflicto personal, así que me puse a redescubri­r la pieza para mí, haciendo un viaje por esos paisajes sonoros de Vivaldi para ver si me volvía a enamorar. Ese fue el proceso: encontrar nuevas maneras de escuchar la pieza.

¿Funcionó?

Para mí personalme­nte, sin duda. Cada vez que la escucho pienso que es música fantástica.

Usted es muy famoso y exitoso... ¿hace música mainstream?

Mmmm...no estoy muy interesado en las categorías en música. La música no se hace o compone en categorías preempaque­tadas. La creativida­d musical es fundamenta­lmente algo sin fronteras; en mi trabajo uso técnicas del Renacimien­to a la actualidad, con computador­as y electrónic­a. No hay que perder el tiempo en si una cosa es eso o lo otro... por eso no me quita el sueño pensar si lo que hago sea mainstream o no.

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MIKE TERRY El músico e intérprete británico, en una reciente imagen promociona­l

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