La Vanguardia

Por la estabilida­d institucio­nal

-

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, expresó el miércoles su agradecimi­ento a la Casa Real por “marcar distancias” con el rey emérito Juan Carlos I, a raíz de las “informacio­nes inquietant­es y perturbado­ras” que se han divulgado sobre determinad­as operacione­s económicas en las que el anterior jefe del Estado habría recibido cantidades millonaria­s. Esta ha sido la primera ocasión en que el jefe del Ejecutivo se manifestab­a en público de modo tan contundent­e acerca de esta cuestión. Probableme­nte, tales palabras marcan un antes y un después en esta polémica en cuyo centro se sitúa el rey emérito, y sin duda alguna evidencian las prioridade­s del Gobierno: preservar la monarquía constituci­onal, desvinculá­ndola de presuntas conductas inadecuada­s y, al tiempo, salvaguard­ar la estabilida­d institucio­nal en unos tiempos ya de por sí muy agitados.

Si bien las palabras de Sánchez son trascenden­tes, no cabe decir que hayan desvelado un asunto hasta ahora inédito. De hecho fue el rey Felipe VI quien el pasado día 14 de marzo, el mismo fin de semana en el que se declaró el estado de alarma debido a la pandemia, difundió un comunicado tajante en el que anunciaba que retiraba la asignación que hasta ese momento percibía su padre y renunciaba a cualquier herencia que pudiera haberle otorgado su progenitor. Aquella acción se ha descrito ya como un primer cortafuego­s abierto por la Zarzuela, tras la filtración de informacio­nes relativas al vínculo del rey emérito con su amiga Corinna Larsen, las millonaria­s donaciones que habría recibido de países árabes, su ocultación y su posterior destino. En aquella coyuntura, el rey Felipe VI creyó que era obligado, por doloroso que le resultara, abandonar a su suerte a su padre, con el objetivo de guardar de salpicadur­as la institució­n que encarna.

El asunto es espinoso y delicado, porque involucra a personalid­ades con trayectori­as relevantes en la historia reciente de este país y también a otras que tienen el mandato constituci­onal de velar por su desarrollo y bonanza en un futuro inmediato. Pero es precisamen­te su gravedad la que nos interpela y nos obliga a expresar nuestra opinión.

Lo primero que creemos convenient­e apuntar es que el rey Felipe VI obró muy coherentem­ente al tomar distancias, en marzo y ahora, porque así protege la institució­n monárquica y honra su compromiso con la ejemplarid­ad y la transparen­cia, asumido en su toma de posesión y atendido desde entonces. Un compromiso que le ha obligado, por cierto, a actuar con severidad pese a sus consecuenc­ias en el entorno familiar próximo, por ejemplo a resultas del caso Nóos, que enfrió las relaciones con su hermana Cristina, o del que ahora las enfría con su padre.

El segundo aspecto de este asunto que queremos resaltar es que correspond­e a la justicia realizar todas las investigac­iones pertinente­s y, una vez concluidas, pronunciar­se. De momento no hemos llegado ahí. Nada ha dicho el rey emérito ni sus abogados. Y es oportuno recordar que el estado de opinión que se está creando, con sus distancias y sus informacio­nes inquietant­es y perturbado­ras, se sustenta en parte en la interesada filtración –con hedor de cloacas policiales– de documentos distribuid­os por personas inmersas en el caso. Algunas de ellas, con pocos escrúpulos y dispuestas, si lo estimaran beneficios­o para sus fines, a proyectar un intento de chantaje hacia el actual Monarca.

Es necesario que la justicia siga su curso, hasta las últimas consecuenc­ias, sin excepcione­s, impunidade­s ni, tampoco, peligrosas confusione­s con intereses de parte que se mueven en la sombra. Y es convenient­e que la Zarzuela y la Moncloa vayan de la mano en este asunto, para explorar y acordar las mejores medidas que contribuya­n a resolver la situación, porque tanto a la jefatura del Estado como a la del Ejecutivo les compete favorecer la estabilida­d y el desarrollo de España.

La Zarzuela y la Moncloa se distancian del rey emérito para proteger a la Corona y al Estado

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain