El servicio de venopunción de las Drassanes genera un cisma vecinal
Los servicios de atención a toxicómanos están generando una división vecinal en el barrio del Raval. Hace semanas que muchos ciudadanos y entidades reclaman el traslado de la sala de venopunción Baluard, que denuncian que cada vez son más las personas que se drogan, duermen y hacen sus necesidades por los alrededores de este equipamiento destinado a la reducción de riesgos en el consumo de drogas. Ello está provocando un gran malestar en la zona de las Drassanes. En las redes sociales abundan fotografías muy explícitas y luctuosas.
Ayer, sin embargo, una quincena de asociaciones vecinales del Raval y también del Gòtic presentó un manifiesto para pedir a las administraciones que dediquen más recursos a estos servicios y de este modo pongan fin a su saturación. Estas entidades apuntan que la lucha contra los narcopisos está dejando a muchos toxicómanos sin los espacios donde se venían drogando, y que para que en la lucha contra el narcotráfico sean efectivas las acciones policiales han de ir acompañadas de otras de carácter social. Hasta no hace mucho, añaden estas asociaciones, muchos narcos obligaban a sus clientes a drogarse dentro de los narcopisos a fin de no llamar la atención de la policía. Estas viviendas acabaron convirtiéndose en una suerte de refugio más bien inmundo para toxicómanos. Algunos acababan durmiendo en cualquier rincón... o en el rellano, en las escaleras, en la azotea... Ahora, en cambio, los traficantes prefieren que los toxicómanos se alejen lo antes posible de los narcopisos.
Además, apuntan fuentes municipales, la pandemia también obligó a restringir los accesos de la sala Baluard para reducir el riesgo de contagio. Ello aumentó la presencia de toxicómanos en los alrededores. Las fuentes agregan que ya se está intensificando la labor policial y social, destinando a la zona más policías, educadores y barrenderos. El Ayuntamiento también planea aumentar la capacidad de la sala.